El progresivo crecimiento de usuarios de vehículos eléctricos en la ciudad llevó al Ayuntamiento a sacar un concurso para la instalación de puntos de recarga en diferentes zonas de la ciudad y facilitar así el repostaje en la vía pública. La empresa Zunder (antes Easy Charger) se hizo con el contrato y ya ha comenzado a colocar las 19 estaciones previstas. Sin embargo, los propietarios de este tipo de coches, que lógicamente saben de lo que hablan por experiencia, han detectado al menos tres fallos estructurales que se podrían solucionar si hay voluntad municipal.
Entre ellos, la falta de accesibilidad para personas con movilidad reducida, muchas de las cuales están adquiriendo este tipo de automóviles por su facilidad de manejo y menor gasto. El hecho de que se haya colocado el poste de recarga junto a la carretera y el transformador junto a la acera hace muy complicado poder acceder a la manguera en el caso de ser usuario de una silla de ruedas al tener que salvar dos bordillos. «Esto se hubiera evitado colocando estos elementos justo al revés», indicó Carlos Castiñeiras, delegado en Burgos de la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos (AUVE).
La situación se volvería más complicada en el caso de estar dos vehículos recargando a la vez, dado que no quedaría espacio para acceder al poste. Otro de los inconvenientes es la longitud de la manguera. Al tener un tope hace inviable la conexión para vehículos en función de dónde tengan la toma de carga. Y además, los conectores son exclusivamente CCS, lo que supone que no sirva para todos los vehículos. «La solución es puntos con tres tomas, un carrete más largo y haber instalado el poste de recarga junto a la acera y el transformador en el lado de la carretera. Esta infraestructura llega tarde y mal», añadió Castiñeiras (...).
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