Las abejas nunca le han dado tantos picotazos a Agustín como el mercado, que cada vez se muestra más «agresivo» y «difícil» de manejar. Los últimos aguijones se los ha clavado el descenso del turismo, que ha arrastrado con él las ventas de este pequeño productor de miel, ya que los visitantes del entorno de Hortigüela podían suponer entre un 30 y un 40% de su mercado.
«El turismo mueve mucho dinero en el campo», apunta Agustín Blanco. O movía, porque el apicultor cree que «eso se ha acabado», al menos durante muchos meses, debido a la pandemia. También las ferias hace tiempo que dejaron de ser rentables, por la sobreabundancia de convocatorias y de puestos. Ante ese futuro incierto, volvió la vista hacia una web obsoleta, montada hace 20 años, y decidió buscar en el ciberespacio a la clientela que ya no circula por las carreteras de la Demanda.
La convocatoria de Sodebur para la realización de actividades de digitalización, promoción y comercialización online para fomentar la recuperación económica con motivo de la covid-19 se le antojó idónea para modernizar mielarlanza.com y poner en marcha la tienda virtual de un negocio que puso en marcha hace 35 años y que se ha extendido a derivados como polen, propóleo, caramelos y cera.
Igual pensaron otros 164 emprendedores y empresarios, grandes y pequeños, de toda la provincia, cifra que superó «las expectativas iniciales de la convocatoria», según reconocen desde Sodebur. Finalmente, un centenar fueron escogidas, según su mayor puntuación, para repartirse un total de 273.808,44 euros.
Otras 33 quedaron excluidas por no cumplir algún punto de las bases. El 7.5 dejó fuera a Agustín Blanco, por no cumplimentar vía correo electrónico la documentación que se le requirió en 10 días hábiles.
El apicultor relata que tras recibir el 5 de agosto una llamada de Sodebur en la que le comunicaban que su dirección de mail daba problemas, aunque él asegura que la usó con toda normalidad durante todo el tiempo, le pidieron que enviara un correo con otra. Así lo hizo, sostiene, si bien al organismo provincial nunca llegó.
Blanco dio por hecho que le habían concedido la subvención hasta que 3 meses más tarde supo, por la agencia que había contratado para modernizar su web, que se la habían denegado y contactó con Sodebur para reclamar. A partir de ahí se cruzaron varios correos, que esta vez sí llegaron todos, sobre la subvención denegada. Entre ellos, uno en el que ‘rebotaba’ «parte del mensaje que se supone envió el 5 de agosto, no aparece destinatario, y nunca lo recibimos», alegan desde Sodebur.
Blanco no comprende cómo no fue notificado «por carta certificada» como en otras convocatorias, más cuando «se supone que estas subvenciones iban dirigidas al medio rural, con los problemas que tenemos de comunicaciones», apunta para llamar la atención sobre el hecho de que más de la mitad de las solicitudes rechazadas sea por el mismo punto de las bases, el 7.5. «¿No es llamativo?», se pregunta.
Desde Sodebur explican que «dada la situación de pandemia con los problemas de correo ordinario y la necesidad urgente de desarrollar las acciones, las bases se redactaron para que el medio de notificación fuera el correo electrónico», que sí funcionó con más de 100 empresas y autónomos.
Agustín Blanco añade que no ha tenido opción de recurrir la resolución y que ya no sabe si seguirá adelante con la tienda virtual, porque ha tenido que asumir el coste íntegro de la renovación de la web. «Se me han quitado hasta las ganas», apostilla este apicultor, justo lo contrario de lo que buscaba la convocatoria de Sodebur.