Hace una semana que el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, anunció la posibilidad de que se implantara el turno de tarde para los alumnos de Bachillerato en aquellos centros con problemas de espacio. Esta dificultad no es ajena a los institutos de la capital, con mayores o menores diferencias, pero la mayoría de sus responsables no ven clara la medida, además de que se quejan de que no tienen ninguna notificación oficial al respecto y que conocen esta y otras decisiones solo a través de los medios de comunicación.
Uno de los principales motivos que argumentan para expresar su disconformidad es su «complejidad» desde el punto de vista laboral y el coste que acarrearía. «Económicamente es muy caro porque se multiplicarían los gastos de mantenimiento», explica José Antonio Virumbrales, director del Pintor Luis Sáez, añadiendo que supondría la «fragmentación» de la jornada laboral del profesorado debido a que son los mismos docentes los que imparten clase en la ESO y en la etapa posobligatoria.
Todos los responsables de los institutos consultados por este periódico coinciden en que la jornada de tarde tendría que llevar consigo un incremento de los recursos humanos más allá del cupo Covid de 600 efectivos en la pública. El Comuneros de Castilla mantiene la previsión realizada de distribución de alumnos por niveles y aulas conforme al protocolo de julio y esa pasa por 25 o 30 alumnos en la mayor parte de las clases, salvo la reducción a 22 en primero de la ESO por esa tasa extra que se ha traducido en un profesor y medio más y el traslado de todo Bachillerato a la Escuela Oficial de Idiomas.
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