Tan desfasado está el reglamento municipal que regula el servicio del taxi en la ciudad, que si uno de sus profesionales comete una infracción, el Ayuntamiento de Burgos se encuentra con que la sanción que puede imponer rondará entre las 1.000 y las 15.000 pesetas para las faltas tipificadas como leves y puede llegar hasta las 50.000 en el caso de las muy graves. Traducido para todos aquellos que no conocieran la antigua moneda, el importe del castigo oscilaría entre los 6 y los 300 euros. Así de obsoleta está una normativa que fue aprobada en 1994 y que ahora, 28 años después, parece que se quiere renovar. Aunque está por ver si dará tiempo a revisarla este mandato, lo cierto es que ya existe un borrador que se está negociando con el sector.
Una las principales novedades que incluye el documento, aún susceptible se ser modificado, es la intención de limitar a situaciones excepcionales que el poseedor de una licencia pueda tener a un asalariado que conduzca su taxi.
Si hasta ahora no se había acotado esta situación (más allá de las limitaciones de horarios que se haya podido marcar el propio sector), el futuro reglamento solo lo permitirá en casos excepcionales. Cuando el dueño de la licencia esté en enfermo o incapacitado, durante el embarazo o el permiso de maternidad o paternidad, por la pérdida del permiso de conducir, por estar en periodo de excedencia, por jubilación o cuando la persona que conduzca el vehículo (y tenga el permiso) sea familiar del titular hasta el segundo grado de consanguinidad. Este último punto ha sido reclamado por el sector y parece que en el Ayuntamiento ven con buenos ojos incorporarlo.
Objeto de negociación ha sido también el envejecimiento de la flota. El Consistorio planteó inicialmente que los nuevos vehículos que se sumen no tengan más de cuatro años de antigüedad ni más de 70.000 kilómetros y la contraoferta realizada por el sector propone que no pueda haber coches con más de 15 años ni 90.000 kilómetros.
El equipo de Gobierno quería exigir también que desde la entrada en vigor del reglamento solo se pudieran incorporar vehículos taxi con bajas emisiones, pero los profesionales se oponen y todo apunta a que este punto se eliminará del borrador.
Otra de las novedades que deja reflejado el texto es la prohibición de que los taxis lleven «publicidad de casas de apuestas, sexista o que atente contra los derechos de las personas».
El capítulo de infracciones se renueva prácticamente completo y recoge que las sanciones leves podrán ser castigadas con entre 100 y 400 euros. Por ejemplo, por descuido del aseo personal o porque el vehículo no esté limpio en el exterior o en el interior.
Las infracciones graves acarrearán multas de entre 400 y 1.000 euros. Se castiga, por ejemplo, llevar más pasajeros de los autorizados o «el empleo de palabras o gestos groseros y amenazas a las personas usuarias, viandantes o personas que conduzcan otros vehículos».
Se considera muy grave conducir el taxi en estado de embriaguez o bajo los efectos de sustancias estupefacientes y aquí se fija que el importe de las sanciones ronde entre los 1.001 y los 6.000 euros. Además, si se cometieran dos infracciones de este tipo en menos de dos años, el Ayuntamiento procederá a la revocación de la licencia.
El borrador está siendo analizado por los grupos políticos para realizar aportaciones.