¿Qué tienen en común Goran Huskic, Rafael Pedrosa y Caballo Loco? ¿Y una animadora de baloncesto, un domador de leones y una novia a punto de pasar por el altar? ¿Qué une a un extraterrestre, una camarera de la fiesta de la cerveza y un soldado de Flandes? ¿Y a un niño que come algodón de azúcar, un aficionado del San Pablo Burgos y una cebra de la sabana africana? Una respuesta vale para todas estas preguntas. Todos ellos cuentan con una réplica como click de Playmobil. Y todos forman parte de las distintas recreaciones que con estos muñecos articulados de 7,5 centímetros se exhiben en la sala de exposiciones del Teatro Principal hasta el 12 de enero (al horario habitual se suma la apertura del lunes 23 y 30 de este mes).
Una tarde de baloncesto en el Coliseum y la réplica del Arco de Santa María en el paseo del Espolón son las propuestas más castizas y dos de las novedades en esta ocasión frente a las anteriores orquestadas por la Asociación Española de Coleccionistas de Playmobil, con sede en Burgos y presidida por Francisco Javier Sagredo.
La presentación de los jugadores del San Pablo Burgos, con las gradas llenas de aficionados de pie mostrando sus bufandas, las animadoras jaleando uno a uno a los baloncestistas, las cámaras de televisión, la señora de la limpieza... y hasta Dino, la mascota del equipo, se presume como una de las que más miradas acapararán (no solo de niños). Una escena que demuestra estar al filo de la noticia con el recién inaugurado monumento a Rafael Pedrosa en el exterior del coso.
La otra pincelada burgalesa traslada al público al Espolón. El Arco de Santa María es la nota nueva de esta recreación en la que no falta el señorío de las casas victorianas, las fuentes, la escultura de la castañera ni la de Marceliano Santa María.
Pero el universo Playmobil es internacional. Y se pierde por la fiesta de la cerveza de Munich -otra de las novedades- con sus cervezas con espuma, sus camareras ataviadas...; llega al maravilloso mundo del circo sin perderse una atracción, desde los músicos callejeros al carrusel; se aventura por la sabana africana entre hipopótamos, cebras, jirafas y cocodrilos; viaja en el tiempo hasta la batalla de Little Bighorn en Montana en 1876, al asalto de los vikingos al París que ahora se conoce como la Cité o a la Rendición de Breda que tan bien pintó Velázquez, sin dejar pasar una aventura al pasado más remoto a lomos de un dinosaurio o a un futuro desconocido con galácticas naves y extraterrestres.
A estas grandes recreaciones se suman otras más pequeñas con historias de sirenas, de bodas, de héroes y villanos....
La entrada costará un euro y el dinero recaudado servirá para entregar juguetes a niños sin recursos. He ahí uno de los objetivos de estos enamorados de los click, sin abandonar el espíritu infantil que los lleva a seguir divirtiéndose con ellos.
«Este año pretendemos distribuir alrededor de 8.000 euros en juguetes Playmobil en toda España. Es de lo que nos sentimos más orgullosos, además del trabajo que a lo largo del año se hace manteniendo muestras permanentes en distintos hospitales, incluido el HUBU, que sirven a los niños para olvidarse de por qué están allí», comenta Sagredo y observa que ahora mismo tienen 10 exposiciones en sendas ciudades españolas.
Una de ellas, Burgos, donde estos click avivan la infancia de unos y animan la madurez de otros.