Con esa carga de combustible natural que son los bosques y montes frondosos derivados de una primavera demasiado lluviosa, era de esperar que cualquier ola de calor fuese el peor caldo de cultivo para los incendios. Desde luego, desde que comenzó el verano son muchos los sustos que ha dado el fuego a la provincia. El último el pasado jueves en el Castillo. Pese a que ya se han contabilizado medio centenar de siniestros, el doble que hace un año, ninguno de ellos ha tenido la suficiente enjundia como para devorar decenas de hectáreas. Por el momento han ardido 203, prácticamente las mismas que en 2020. Se puede decir que es poco teniendo en cuenta que el Servicio de Medio Ambiente no cuenta con todo el personal necesario, especialmente de vigilancia. La dilación a la hora de sacar la bolsa de empleo ha provocado que varios turnos de algunas torretas estén sin cubrir.
Las bolsas de empleo que pone en marcha la Junta de Castilla y León para la campaña de incendios se sacan a concurso cada dos años. En esta edición, el procedimiento comenzó con bastante retraso y esas dilaciones han sido determinantes para llegar a la situación actual. Los exámenes terminaron a finales de mayo y, sin embargo, los resultados no fueron publicados en el Bocyl hasta el pasado 12 de julio. Cabe recordar que las campañas suelen comenzar el día 1 de este mes.
Lo ocurrido desde la publicación de los resultados de los candidatos a la bolsa de empleo hasta ahora es fruto de la sobrecarga de trabajo de los funcionarios de la Junta a causa de las vacaciones de muchos de ellos. Así las cosas, ni los propios miembros de extinción, ni los que habían aprobado el proceso selectivo y tendrían que haber empezado ya a trabajar tienen siquiera noticias del Servicio.
Los más afectados son los puestos de vigilancia. Y es que hasta el momento se ha ido tirando de personal de la anterior bolsa de personal, la de 2019, pero no ha sido suficiente para cubrir todas las vacantes. De hecho, tal y como señalan fuentes sindicales, las zonas norte y sur de la provincia se han visto afectadas por este problema. Hasta tal punto de que varios turnos están sin efectivos y las torretas están vacías. A esto hay que añadir también la ausencia de un conductor de motobombas, lo que implica que el camión quede inutilizado.
Sin grandes incendios. Según los datos facilitados por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, el verano ha comenzado relativamente tranquilo. Porque hasta el momento se han declarado en la provincia de Burgos 50 incendios, prácticamente el doble que el año pasado a estas alturas. Sin embargo, casi todos ellos han sido conatos que no han quemado más de una hectárea.
Solo nueve de ellos han tenido la suficiente enjundia como para arrasar con grandes superficies de matorral y arboleda. Curiosamente, de terreno cultivado han ardido muy pocas hectáreas hasta el momento, si bien queda por delante la parte más importante de la cosecha. En total se han quemado 203,06 hectáreas en la provincia de Burgos, unas siete más que en el inicio de verano de 2020, por lo que el repunte es anecdótico.