Los servicios de urgencias de los hospitales públicos de la provincia están registrando en 2021 un aumento de la presión asistencial que, de media entre los tres, ronda el 15,4% con respecto al año pasado. Así se evidencia en la información oficial colgada este mes en el portal de datos abiertos de la Junta, en el que se especifica que entre el HUBU, el Santiago Apóstol (Miranda) y el Santos Reyes (Aranda) atendieron 141.494 consultas en 2020, mientras que hasta noviembre de este año eran ya 136.128. Eso significa que se ha pasado de una media diaria de 388 pacientes a otra de 448;y eso sin contar dos meses con mucha frecuentación, como son noviembre y diciembre.
La mayoría de estas visitas las absorbe el complejo asistencial de la capital, que es el centro de referencia para casi toda la provincia: 303 de las 448 que se atienden cada día en todo Burgos (esto es, un 67% del total). Pero, sin embargo, aun con un aumento de la presión del 15% (el año pasado cerraron con 95.976 consultas y hasta noviembre llevaban ya 92.068), no es el HUBU el hospital en el que más alza de la demanda se está detectando. Ajuzgar por los datos oficiales, el servicio de urgencias que más incremento está registrando es el del Santos Reyes; de hecho, en noviembre de este año ya había tramitado más visitas que en todo 2020 (21.581 frente a las 20.294 del año pasado). En medias diarias, han pasado de las 55 del año pasado a 71 en los primeros diez meses del 2021; es decir, un 29% más.
El único hospital que se mantiene algo más estable es el Santiago Apóstol, con 22.479 pacientes atendidos entre enero y noviembre de este año y 25.224 en todo 2020 (en medias diarias son 74 y 70, respectivamente). El incremento de la presión asistencial es, de momento, de un 5,7%.
Hay varias razones para semejantes cifras. La primera es que el confinamiento estricto de la primavera del 2020 y el miedo a un posible contagio provocaron una caída de las visitas a Urgencias del HUBU de, aproximadamente, un 30%. Lo sorprendente es que las consultas que concluyeron con un ingreso en el hospital aumentaron un poco (de un 13% se pasó al 16%), en consonancia con una situación de emergencia sanitaria. Pero la lectura que se hizo en el complejo asistencial de la capital, representativo de la situación en toda la provincia por su volumen de trabajo, es que se recurrió al servicio de Urgencias por patología grave y no tanto por cuestiones sin importancia. Es decir, las urgencias de los hospitales se utilizaron 'mejor' de lo que se estaba haciendo.
Este último apunte tiene que ver con la segunda explicación para el incremento detectado este año: se ha vuelto a las viejas costumbres. Sin embargo, esta realidad no puede desvincularse del hecho de que los centros de salud han mantenido como prioritaria la consulta telefónica hasta mediados de septiembre. Entonces, el paciente pudo empezar a elegir tener una cita presencial con su médico de cabecera para patologías propias de la atención primaria y no de la hospitalaria.
A esto se añade que los centros de salud de la capital y los de Aranda decidieron cerrar por las tardes en julio, agosto y septiembre para facilitar la organización de las vacaciones del personal. Entonces se produjo la avalancha de contagios de la quinta oleada (en la capital se rebasó en julio una incidencia a 14 días de 2.000; ahora es de 462). Solo los centros de salud de Miranda mantuvieron los horarios de apertura habituales.