El Ayuntamiento de Los Barrios de Bureba supo aprovechar bien el tiempo durante los dos estados de alarma. Durante este tiempo ha desarrollado un plan turístico con el fin de captar la atención de visitantes a una zona muy característica de la comarca, no solo por ubicarse en pleno corazón del Granero de España, sino por la historia que envuelven las calles de los cinco pueblos que conforman el municipio. Con la pretensión de dar a conocer los «verdaderos tesoros» que se alzan en torno a Los Barrios de Bureba, Terrazos, Las Vesgas, Solduengo y Barrio de Díaz Ruiz, varios vecinos han habilitado 24 kilómetros de caminos rurales para unir las localidades en una ruta etnográfica circular.
Las ganas y el entusiasmo de ver florecer cada uno de los cinco núcleos ha generado que se continúe sembrando la ilusión para que sean conocidos. Después de meses de labor, el sendero, en el que irán marcadas más de una decena de paradas en elementos históricos relacionados con las localidades y donde se informará al caminante a través de paneles sobre su historia, ha quedado inaugurado. El recorrido, denominado Los caminos del Conde de Revilla, también puede seguirse a través de internet por la aplicación Wikiloks.
Para desarrollar este plan el Consistorio contrató a dos técnicos de turismo, quienes han realizado múltiples investigaciones y recopilado la máxima información existente sobre los lugares más destacados de la zona.
Los Barrios de Bureba. En la localidad más poblada de las cinco se hallan varias edificaciones de gran valor histórico y patrimonial. Sin duda, la ermita de San Facundo, popularmente conocida como Sanfagún y declarada Bien de Interés Cultural en 1983, corresponde a una de las paradas clave de este recorrido. Asimismo, en Los Barrios los turistas podrán también contemplar un museo de aperos antiguos de labranza, la iglesia de San Pedro del siglo XV, el molino y el antiguo eremitorio de La Magdalena, así como realizar una parada para ‘comer el bocata’ en los márgenes del Río Oca, espacio natural protegido por la Red Natura 2000 como lugar de interés comunitario, donde existen asentamientos de milano real y visón europeo, especies que se encuentran en peligro de extinción.
Terrazos. El siguiente punto se traslada a Terrazos, una pedanía en la que el turista podrá deleitarse con una joya del patrimonio religioso, la iglesia de San Juan Bautista, una edificación del siglo XVI con una llamativa torre campanario recién rehabilitada. Otra de las paradas importantes se ubica en la ermita de San Roque. En época estival los visitantes podrán también observar los campos repletos de cereal y girasol y a los agricultores en ‘plena faena’.
Las Vesgas. Otras de las pequeñas pedanías que pertenecen al Consistorio es Las Vesgas, cuyos habitantes siempre trabajan para organizar distintas actividades culturales para amenizar las calles. Aquí los andarines podrán hacer un parón en el camino y ver la iglesia de San Martín Obispo, un puente románico sobre el río Oca y la Ermita de la Virgen del Puente. A continuación, retomar la marcha hasta Solduengo.
Solduengo. El principal atractivo de este pueblo es su situación privilegiada dentro del Parque Natural de los Montes Obarenes, donde existen múltiples posibilidades para practicar deporte, enlazar a otras rutas de senderismo y observar distintas especies de aves. No obstante, como elemento turístico propio del pueblo destaca la iglesia de Santa María, de estilo gótico.
Barrio de Díaz Ruiz. Esta pequeña localidad burebana, cuya población no supera la decena, conserva en el interior de su iglesia un verdadero y casi desconocido tesoro artístico: un doble sepulcro renacentista labrado en alabastro. El notable y bien conservado mausoleo pertenece a los Condes de la Revilla, señores del lugar y miembros de la todopoderosa familia de los Velasco. Entre mediados del siglo XIV y principios del XV, Pedro Fernández de Velasco -en 1370 el rey Enrique II cedió a este noble el señorío de Briviesca- y su hijo Juan Fernández de Velasco adquirieron gran cantidad de posesiones por toda la comarca de burebana, entre ellas Barrio. En el siglo XVI su señorío pasó a Juan de Velasco, capitán general de la Armada de Indias. Precisamente a este personaje y a su esposa, Doña Mencía de la Rada, pertenece el panteón que se localiza presidiendo la cabecera de la iglesia parroquial. En total, en el templo de Barrio se cuentan cuarenta blasones de la mencionada familia. El lujoso sepulcro fue encargado por el hijo de los yacentes, Juan de Velasco y Rada, y estuvo tasado en 12.000 reales.