Los vecinos de Piérnigas que sufren desde hace años las consecuencias de la escasez de agua en sus domicilios por la poca presión que llega están de enhorabuena. El Ayuntamiento invertirá 178.942 euros en construir un nuevo depósito de regulación de agua para el abastecimiento municipal de 60 metros cúbicos de capacidad.

No todas los inmuebles se ven afectados pero aquellos que apenas disponen -según el día- de un hilo de agua para beber o utilizar la ducha agradecen la decisión de la ejecución de la obra, de la que la mayor parte del presupuesto se encargará la Junta. «El pueblo abonará en torno a 30.000 euros y confiamos en que las actuaciones comiencen en verano», declara a este periódico Vicente Díez, alcalde de la localidad. Él mismo es uno de los residentes que soporta la falta de agua en su hogar e incluso se vio obligado a «realizar un sondeo y alguna que otra labor para intentar que llegara con presión. Funcionaban mal hasta los calentadores y así no podíamos seguir», añade.

El nuevo depósito se ejecutará con hormigón armado y quedará cubierto a base de placas alveolares con terminación en gravilla, con la intención de que el impacto visual sea el menor posible. Asimismo, se construirá una red de distribución por gravedad desde el almacén hasta la red de Piérnigas, así como la tubería de llenado desde una conducción procedente del manantial de la localidad (en una de las fuentes) hasta el nuevo depósito con una tubería enterrada de polietileno.

No obstante, el regidor es consciente del nuevo problema al que se enfrentan si disponen de una mayor presión de agua pero, de momento, mantendrán las antiguas tuberías de plástico. «Tendremos que hacer sí o sí la sustitución completa de la red porque a pesar de que algún tramo se ha parcheado, la mayoría de las cañerías son de plástico y corremos el riesgo de que revienten», explica. En un principio, pretenden regular el agua con llaves pero a la larga deberán invertir en el cambio.

Las licitación de los trabajos saldrá a exposición pública en las próximas semanas, y estos se ejecutarán de forma que el tráfico ajeno a ellos encuentre, en todo momento, un paso en buenas condiciones de viabilidad y seguridad, ejecutándose, si fuera preciso, caminos provisionales para desviarle. A su vez, el futuro contratista prestará atención al efecto que puedan tener las distintas operaciones e instalaciones que necesite realizar sobre la estética y el paisaje en las zonas en las que se ubiquen. «Deberá cuidar y proteger los árboles, hitos y demás elementos que puedan ser dañados durante las obras. En caso de posibles destrozos serán restaurados», manifiesta Díez.

Por ahora, el alcalde espera la autorización de la Junta del uso excepcional de suelo rústico para la construcción del depósito. A partir de entonces, «ambas administraciones trabajaremos juntas para desarrollar el plan», sentencia.