Desde hace una década, todos las personas que entran a trabajar a la Administraciónse enclavan dentro del Régimen General de la Seguridad Social. Los funcionarios cuentan, de este modo, con las mismas condiciones que el resto de los asalariados, por lo que están sometidos a una jubilación a los 65 años sin penalización, cinco más tarde que la prevista para sus compañeros más antiguos, los que pertenecen alRégimen deClases Pasivas. Este colectivo lo forman las pensiones del personal civil y militar cuyos planes de jubilación distan bastante de los actuales: pueden dejar de trabajar a los 60 tras haber servido al Estado durante 30, mientras que para percibir el cien por cien de la pensión deberían haber cotizado 35.
Pese a ello, las diferencias entre las pagas mensuales -14 en total- que recibe un grupo y otro son notables. Mientras que los más de 90.000 jubilados burgaleses del Régimen General tienen unos ingresos medios de 1.254 euros, los casi 7.000 acogidos a las Clases Pasivas reciben un promedio de 1.822 euros. La diferencia es cuantiosa, casi 570 euros. Si el salto es espectacular a nivel provincial, si tomamos como referencia el conjunto del territorio nacional la carencia es aún mayor. Los empleados públicos ya fuera de la vida laboral perciben una prestación media de 2.203 euros frente a los 1.333 de los del Régimen General, casi mil euros de diferencia.
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