José Nicolás Correa se ha quedado -temporalmente- sin despacho. Su fábrica del polígono de Gamonal, uno de los emblemas del Burgos industrial contemporáneo, está inmersa en obras para adaptarse a los nuevos tiempos: crece en volumen para ensamblar fresadoras más grandes y también en tecnología, para responder a los retos de la industria 4.0. Es un ambiente de cambio y renovación en el que el presidente del grupo fabricante de máquina-herramienta se encuentra muy cómodo, de hecho, los continuos retos han marcado y van a marcar su trayectoria empresarial. Su apuesta de futuro -y la de su familia- sigue siendo Burgos, insiste. De entrada, si la evolución económica ayuda y se despejan las incertidumbres, prevé más de 10 millones de inversión y un centenar de empleos para los próximos 5 años.
¿Cómo van a cerrar el año?
Somos una empresa cotizada y de expectativas, de futuro, no puedo dar datos. Hasta el tercer trimestre registramos unos resultados muy positivos y la revalorización de la acción en el último año es del 22%. En definitiva, es un año bueno y estamos muy satisfechos de cómo han ido las cosas hasta la fecha, aunque ahora parece que estamos en una pequeña encrucijada...
¿Ya notan los síntomas de la ralentización de la que tanto se habla?
Ha bajado la cartera de pedidos. Empezamos el año con una cartera muy buena pero la entrada de cara a 2020 no es tan boyante. Hay una cierta desaceleración de la economía y, en concreto, de algunos sectores como el automóvil... Todo eso afecta aunque, hasta la fecha, los resultados son mucho más positivos que los del pasado año.
A quién teme más, ¿a los arrebatos de Trump o al Brexit?
Todo influye. Estados Unidos ha ido perdiendo sectores industriales enteros mientras se han creado en otros países. Allí ya no se fabrica máquina-herramienta, por ejemplo. Comprendo que Trump haya querido dar una vuelta a eso, pero el camino de las barreras arancelarias es equivocado porque tiene como contrapartida más trabas arancelarias de la otra parte, lo que va en detrimento del comercio internacional. Poner aranceles da resultados a corto plazo aunque lo correcto es apoyar a las empresas, a la investigación...
En las últimas semanas ha estado en Alemania y en China presentando su nueva generación de fresadoras enfocadas a la industria 4.0. ¿Qué supone este paso?
Son máquinas con una nueva imagen exterior, aunque esto no es más que el traje. El cambio es mucho más profundo y van en la línea de lo que demanda la industria 4.0, muy automatizada y muy vinculada al internet de las cosas. Es lo que los clientes van a pedir.
¿Ha supuesto un esfuerzo muy importante para ustedes el dar el salto a la industria 4.0?
Sí, aunque en Burgos hemos encontrado gente muy bien preparada, con una base de conocimientos muy buena y que se ha ido preparando con nosotros. Estoy muy contento con la ingeniería de alto nivel que desarrollamos y de la nueva generación de trabajadores, con 10 o 12 años de antigüedad a sus espaldas. Son gente que viene de la FP, muy comprometida y que está dando un resultado estupendo: miran hacia el futuro y no tienen ningún problema para viajar a cualquier parte del mundo. Nosotros exportamos más del 90% de nuestra producción, eso implica que aquí hacemos máquinas enormes, las desmontamos y las mandamos a cualquier parte del mundo para volverlas a montar y a ajustar en precisiones de centésimas... Para eso hacen falta semanas e incluso meses de nuestra gente en destino y las nuevas generaciones están muy predispuestas a salir y a hacer bien su trabajo.
¿Qué clientes compran las nuevas fresadoras?
Estamos viendo un enorme desarrollo en el mundo de la fabricación de los aerogeneradores eólicos. Nosotros fabricamos máquinas para hacer las piezas enormes de estos aerogeneradores. Somos un proveedor de referencia para el mecanizado de estas piezas. En este sentido, China se está convirtiendo en el ‘taller’ de los fabricantes eólicos del mundo.
¿Las energías renovables marcan el futuro inmediato del Grupo?
Acabamos de celebrar unas jornadas de reflexión estratégica y en las próximas semanas presentaremos al consejo de administración nuestro nuevo plan estratégico 2020-2024. Ya puedo anticipar que abordaremos inversiones por encima de los 10 millones de euros.
¿En Burgos?
Sí. Tenemos una idea estratégica bastante clara: nuestro desarrollo industrial va a ser en Burgos, al menos en los próximos 5 años. En las próximas semanas decidiremos la construcción de la sede de GNC Hypatia en Villalonquéjar IV. También estamos remodelando la sede central para adaptarnos a la construcción de máquinas de mayores dimensiones. Es más, es posible que abordemos la ampliación de la fábrica... Recuerdo cuando la compré [fue la antigua sede de Inoxa], me decían que parecía un hangar de aviones o de trenes y que no servía para fabricar máquina-herramienta. Pues mire, ahora se nos ha quedado pequeña para las máquinas que vamos a hacer en el futuro. Creceremos dentro de la parcela actual, principalmente ganando en altura. Actualmente somos 400 personas en plantilla y estoy seguro de que en los próximos 5 años, si las cosas van bien, creceremos. Estimo que otras cien personas, entre la matriz y las tres filiales industriales que tenemos en Villalonquéjar [GNC Calderería, GNC Hypatia y GNC Electrónica].
Dos años después, ¿cómo valora la venta de Hiperbaric y la polémica que se vivió en el proceso?
Es un proyecto que nació dentro nuestro Grupo y que hoy en día sigue siendo una realidad, de lo cual yo me alegro mucho por Burgos. Yo nunca tuve intención de vender la compañía, me vi obligado a ello. Creo que ahora va bien y les deseo todo lo mejor, por el bien de todo el personal, que en su momento fue nuestro.
¿Le queda un sabor agridulce de la polémica en torno a si pretendía sacar esta industria de Burgos?
Por supuesto. Hubo una mala interpretación, me sentí señalado, y a mí me dolió mucho. Nunca hubo intención de que la empresa se fuera de Burgos. Se sigue manteniendo aquí y yo estoy satisfecho. Me costó tomar esa decisión y me alegro que siga desarrollando aquí, en beneficio de Burgos y su personal.
Fue una venta de más de 150 millones. ¿Han pensado reinvertir en Burgos parte de ese capital?
Queremos desarrollar los proyectos industriales de la familia en Burgos. Eso lo tenemos muy claro. Aquí tenemos una serie sinergias que conocemos bien, tenemos personal, una reputación como industriales de muchas décadas... Si desarrollamos nuevos proyectos, dentro del Grupo Nicolás Correa o fuera de él, se harán aquí.
Usted ha dejado recientemente el cargo de consejero delegado del Grupo, que sigue presidiendo. ¿Empieza a ceder el testigo?
Mi hija es miembro del consejo de administración y mi hermana Ana es secretaria general del mismo. Yo soy presidente ejecutivo pero quise dar un paso al lado, dejando de ser consejero delegado, para que todo el mundo entendiera que la consejera delegada es Carmen Pinto. Ella es la persona que, de puertas para adentro, toma las decisiones del día a día. Es más, el consejo ha decidido nombrarla consejera delegada, la máxima responsable, de las otras tres filiales industriales. Mi familia está muy involucrada en la empresa y después de la operación de Hiperbaric nos planteamos tener una parte industrial en nuestras nuevas inversiones, que es el Grupo Nicolás Correa. Vamos a afianzar nuestra presencia aquí. Quiero que mis nietos vayan mamando todo esto. Aquí podrán entrenarse, pero los puestos de responsabilidad habrá que ganárselos, no basta con apellidarse Nicolás Correa.
¿Burgos sigue siendo una apuesta segura para usted?
Burgos se ha convertido, en una generación, la que me separa a mí de la de mi padre, en una de las grandes ciudades industriales de España. Pasear por los polígonos de Burgos, principalmente Villalonquéjar, le deja a uno con la boca abierta. Hay un desarrollo industrial muy importante y muy diversificado.
La patronal del metal, Femebur, ya habla de ajustar sueldos -e incluso antigüedades- ante la situación de ralentización que se avecina.
Nosotros no estamos en contención sino en el modo de seguir creciendo, aunque sí que es verdad que nos preocupa la incertidumbre, lo que más juega en contra de las inversiones. En este momento hay una incertidumbre económica y política importante en España y en otros países del mundo. Esto ralentiza y frena porque a la gente le hace pensar y le asusta. Esperemos que los políticos tengan la suficiente sensatez como para llevarnos por un camino que incentive las inversiones.
Los pactos políticos que se avecinan plantean cambios en la reforma laboral y más carga fiscal para las empresas.
Tendrán que pensárselo muy bien, esto no hace más que frenar las inversiones, que son las que aportan empleo y riqueza. Estos cambios perjudican a todo el mundo. Más que aumentar la presión fiscal hay que perseguir el fraude, ahí sí que hay mucho que hacer. Es una vergüenza la economía sumergida... En España se habla de mucho paro pero nadie se atreve a decir que una parte importante de ese paro es encubierto, protegido por una economía que no se declara. Contra eso sí que hay que luchar. El paro en España es falso, hay mucha gente trabajando que figura en las listas del desempleo. Si quieren recaudar más, que vayan por esta realidad...
La crisis soberanista en Cataluña sigue empeorando.
Estoy muy preocupado. Nunca pensé que pudiéramos llegar a una situación tan grave como esta, donde partidos políticos plantean abiertamente la secesión sin rubor. Ahora se habla del ‘derecho a decidir’, que es el camino hacia la autodeterminación y la separación. Hay empresarios en Cataluña dispuestos a ir hasta las últimas consecuencias con este tema, pues creo que es importante que se sepan que también hay otros que estamos dispuestos a ir hasta las últimas consecuencias para defender la unidad de España.
Llama la atención la tibieza y contención del conjunto de los empresarios en torno a este asunto.
Sí, yo echo mucho de menos declaraciones valientes y sinceras. Mucha gente opina en privado igual que yo pero es incapaz de decir lo que piensan en público. Yo digo lo que pienso y con todas las consecuencias porque me parece que el momento lo exige. La sociedad civil debe pronunciarse, no puede meter la cabeza debajo del hombro dejando que los políticos lo arreglen... Ellos están donde están y si la sociedad civil no presiona, los políticos irán en una deriva peligrosísima. No solo es Cataluña sino que empieza a haber movimientos parecidos en Valencia, Baleares, Navarra, País Vasco y Galicia... Esto es el desmoronamiento del Estado. Hablar de los porcentajes del independentismo es muy peligroso: aunque el 100% de los habitantes de Zaragoza decidan conducir por la izquierda, por ejemplo, a mí no me vale, porque ellos no lo pueden decidir solos. La democracia consiste en que votemos todos y decidamos entre todos.
¿Recuperó relaciones con la escuela de negocios IESE?
No. Me han pedido que vuelva y les he dicho que mi vuelta es sencilla: en cuanto hagan una declaración a favor de la Constitución y de la unidad de España...
¿Qué le parece el nuevo Ayuntamiento socialista en la ciudad?
He tenido poca relación y me gustaría hablar con el alcalde para explicarle nuestras ideas y los proyectos que tenemos en marcha. Los polígonos han mejorado pero hay zonas, en el caso de Villalonquéjar, que parecen de Nigeria.