Un fotógrafo es a la prensa escrita lo que un ilustrador a la literatura, y de eso sabe bastante María Bravo, que a sus 29 años ya ha participado en el diseño gráfico de tres libros. Pero empecemos por el principio.
Esta joven burgalesa estudió Bellas Artes en la Universidad de Salamanca, una de las carreras más desdeñadas y con mayor estigma social dentro del mundo académico, finalizando sus estudios en Francia. «Mientras que aquí es una profesión tomada como secundaria, allí tienen una visión más amplia de lo que es el arte». Eso no le impidió seguir adelante con una vocación que arrastra desde la niñez y que se ha convertido en su forma de vida gracias a su constancia y perseverancia pero también gracias al apoyo de su familia, «sus mayores fans», tal y como ella misma afirma, y sobre todo con el respaldo de su tía, la escritora María José Jabato, quien sacó su lado más ilustrativo.
Junto a ella ha autoeditado tres libros de poesía infantil. El primero, Libro de las lunas (2015), un poemario inspirado en la vida de Miguel Hernández a partir de las fases de la luna como hilo conductor de la vida y obra del poeta de Orihuela. «Fue el más especial por ser el primero y por la temática. Es un libro delicado y bonito». En Malditos fantasmas (2017) han rescatado a seres fantásticos que forman parte del imaginario tradicional para darlos a conocer entre los más pequeños. «Este segundo ha sido todo un reto porque he tenido que evocar el miedo sin ilustrar a los monstruos. No puedo dibujar lo que está escrito porque sería una obviedad». Y en Poemix (2019) han reflejado el mundo y los sentimientos a través de la correspondencia que establecen con las palabras y los dibujos, siendo el germen y enlace de unas ideas con otras. «Es el más experimental, diferente y original».
Ilustración y literatura siempre han ido de la mano. Un tándem que enriquece el texto y la lectura, y que funciona no sólo en el mundo infantil sino también en el de adulto, abriendo nuevos diálogos y nuevas formas de entender un libro. María lo sabe y por eso trabaja todos sus proyectos con gran imaginación pero también con coherencia y sentido, donde las palabras y las imágenes dialogan para integrar todas las partes, haciendo que sus ejemplares sean únicos.
Más allá de los libros, no son pocos los proyectos que suma en su currículo, desde cartelería y comandos de hostelería hasta catálogos y exposiciones, pasando por diversos trabajos solidarios e incluso alguno para el San Pablo. «Cuando veo mi recorrido me doy cuenta de que he tocado muchos palos». Pero su mayor alegría profesional vino gracias al Mundial de baloncesto que se jugó el año pasado en China y donde María, por petición de la Federación, se encargó de dibujar a cada jugador, aunándolos en un gran collage que se pu do ver en la celebración de Colón. Un trabajo que supuso una enorme repercusión a nivel nacional e internacional.
Confirma que no sabe lo que le deparará el futuro (en ocasiones incierto dentro del mundo artístico) aunque espera que sean muchas más cosas. De momento, trabaja junto al cantautor burgalés Marcos Gallo en un nuevo proyecto conjunto donde la palabra «artístico» se eleva exponencialmente: ella pone el color y el diseño y él la música y la letra.
Bienvenidos sean los artistas y todas sus pasiones.