Kristina, Sancha y Urraca son tres mujeres ligadas a la historia de Covarrubias y de Castilla. Las tres tuvieron una interesante vida y están enterradas en la villa rachela. Ahora, sus nombres, sus vivencias y su carácter sirven como fuente de inspiración para un novedoso proyecto que está a punto de ver la luz. En apenas 15 días en los bares y en los comercios de la localidad se podrá pedir una Kristina, una Sancha o una Urraca, tres cervezas artesanales cuyos sabores evocan a estas tres legendarias damas.
La elaboración y venta de estas bebidas, además de servir como un homenaje a estas mujeres, es una iniciativa colaborativa autogestionable con fines culturales. En principio se venderán solo en establecimientos hosteleros y comercios de la villa y a través de las diferentes asociaciones que hay en ella. Serán estas últimas las que reciban los beneficios de la venta para poder seguir organizando eventos y actividades culturales en la villa, una de las más activas de la provincia en este sentido. «El propio pueblo tendrá la red comercial, no habrá intermediarios y las ganancias serán solo para las asociaciones», comenta Javier Sánchez López, de quien nació este proyecto, llamado Cerveza Rachela.
Hace diez años que este hombre elabora cerveza artesana, los últimos tres en una bodega de Covarrubias. «Entre amigos yo ya las nombraba así: Kristina, Sancha y Urraca. Quería darle una salida, pero no comercializarla, así que comenté la idea a varias personas, a miembros del Centro de Iniciativas Turísticas y al Ayuntamiento, y tuvo buena acogida», comenta.
De esto no hace mucho tiempo, algo menos de dos meses. Desde entonces varias personas de la villa se han involucrado en el proyecto de forma voluntaria, se han hecho reuniones informativas, catas para elegir entre todos los sabores definitivos de cada cerveza y se ha presentado el producto final a los hosteleros, además de enseñarles como servir cada una de ellas.
Tres personalidades. En dos semanas el producto estará en la calle y se podrá degustar a Kristina, una dry hopping session ale, de 3,5 grados, rubia pajizo, refrescante y aromática, con avena para el cuerpo y tomillo para la nariz. «Rubia, joven y hermosa y con un final amargo, así es esta cerveza, como la princesa», comenta Javier Sánchez, que cree que Sancha es la que más aceptación va a tener. «Es tostada, generosa, robusta y adaptable. Una amber lager de 5,5 grados de un precioso color cobrizo y marcado sabor a caramelo sutilmente compensado por el lúpulo», afirma Javier Sánchez en relación a esta bebida en recuerdo de la mujer que concedió los fueros a Covarrubias.
Por último está Urraca, oscura y sin embargo dulce, como la vida de esta dama, encerrada en el torreón que lleva su nombre. Una mujer a la que quisieron casar con un rey, pero que estaba enamorada de un pastor. Su cerveza es «intensa, torrefacta, sedosa y con cuerpo».
En principio se han elaborado 2.000 botellas de las tres variedades. «Lo hemos hecho en una fábrica que dispone de registro sanitario, es habitual hacerlo así dentro del mundo cervecero», reconoce Javier Sánchez, que afirma que han elegido sabores bebibles, nada radicales. «Una vez que vendamos esta primera tirada y tengamos más experiencia y margen de tiempo, podremos implicarnos más en la selección de ingredientes y en las recetas para próximos lotes».
Las etiquetas de las botellas han sido elaboradas por Alberto Santodomingo, diseñador de Covarrubias. Cada una lleva el nombre de la cerveza y la silueta de sus protagonistas y todas comparten el dibujo de los tres edificios de la villa que se relacionan con cada una de las mujeres: el Torreón de Doña Urraca, la Casa de Doña Sancha o la ex colegiata de San Cosme y San Damián, donde está enterrada Kristina. En el papel aparece destacado en color blanco el monumento vinculado a cada una.
Su precio, según su creador, será razonable. «Queremos que la gente la pruebe y creemos que es bueno teniendo en cuenta que es una cerveza artesana». Kristina y Sancha costarán 2,5 euros mientras que el coste de Urraca será superior, entre 2,80 y 3 euros. «Lleva más ingredientes y es más cara de elaborar», reconoce Javier López, que ha estado muy apoyado en esta iniciativa por José Ignacio Barbadillo, con el que también está plantando diferentes variedades de lúpulo en Covarrubias. «Estamos experimentando para ver cuál es la que mejor se da. Con el tiempo veremos si lo podemos utilizar como ingrediente de Cerveza Rachela», concluye.