Aunque su desempeño profesional le sitúa detrás del objetivo, Kike Arnaiz no tiene reparo alguno en ponerse delante de la cámara para contar sus experiencias como viajero sin rumbo ni domicilio estable. Por eso, la propuesta de participar en un documental sobre la vida nómada la recibió con una actitud positiva. «Me llegó un mensaje por Instagram ofreciéndome el rodaje del documental, el tema me pareció interesante y además conocía a Ingrid García Jonsson, la directora, y me hizo ilusión trabajar con ella, así que acepté», recuerda este fotógrafo arandino con sinceridad.
Así que fijaron el día y lugar de rodaje, aunque el resultado audiovisual sea un poco tramposo, como suele ser el trabajo cinematográfico. «Vinieron a vernos justo al taller de Valencia donde estábamos camperizando el coche, que pudimos sacar para aparcar en un bosque cercano y poder grabar las escenas», explica justificando la localización en la falta de tiempo para el rodaje. «Yo les propuse mejor grabarlo en un viaje de verdad, puesto que los días siguientes estaría acampando en el desierto del Sahara con el coche y hubiera sido mucho más auténtico y espectacular, pero no había tiempo y presupuesto para esas escenas», concluye sobre la experiencia del ponerse delante de las cámaras.
El resultado final le gusta porque le han dado «una forma diferente» pero se esperaba otra cosa. «Cuando me contaron la idea, pensé que el documental sería sobre nómadas, personas que viven viajando como nosotros sin una casa fija, pero al final la palabra 'nómada' en este caso es algo más subjetivo», confiesa. Además de aparecer en el documental, que no podía titularse de otra manera que Nómadas, su imagen está ahora presente en múltiples plataformas. No es que se arrepienta, pero remarca que «hay que leerse bien los contratos para no cometer estos errores la próxima vez». «Sabía que lo producía ING y que iban a hacer publicidad del documental, pero pensé que sería eso… promo del documental, no del banco. Lo que no sabía es que iban a explotar mi imagen de forma tan bestia para anunciar una cuenta bancaria en autobuses, TV, cine, radio...», reconoce y añade que le ha sorprendido el alcance que está teniendo. «Me llegan al día decenas de fotos de gente que me ha visto por la calle, por suerte no estoy en España para ver mi cara en todos esos carteles», asegura aliviado.
Arnaiz vive sin un domicilio fijo porque, como él dice, viajar es su trabajo. - Foto: Kike ArnaizAdemás de su trabajo, la vida nómada le aporta a Arnaiz una libertad que engancha. «Vivir viajando es un aprendizaje continuo, te mantiene despierto, activo, creativo, en alerta», apunta como experiencia personal, de la que tiene múltiples y continuos ejemplos. «Las veces que me toca pasar un tiempo fijo en un lugar me aplatano, mi cerebro no funciona al mismo ritmo. De hecho, ahora estoy en Costa Rica donde voy a pasar varios meses en una misma ciudad, y me siento con el culo inquieto... y eso que acabo de llegar», no se corta en afirmar.
Además de contar su experiencia en el documental, en sus redes sociales comparte muchos vídeos con consejos y destinos, además de gestionar la comunidad llamada alternatribu.com donde se ayuda a la gente que quiere cumplir su sueño de vivir una experiencia nómada. «Cada día tengo muchas vivencias interesantes, que no tendría en una vida rutinaria, lecciones que no hubiera aprendido si me hubiera quedado quieto en casa», reconoce, a la vez que avanza que esas anécdotas llevan camino de formar parte de un libro.