«La honradez es el más lucrativo de los negocios». Esta es una de las muchas frases que el fundador de Calidad Pascual, Don Tomás, dejó para el recuerdo y para el presente. Para el presente porque su familia, herederos de la empresa, demostró ayer en la celebración de los 50 años de la compañía que los valores originarios son innegociables. En cada una de las muchas intervenciones que se sucedieron en el acto celebrado en la plaza de toros de Aranda las menciones a Don Tomás fueron continuas. Tanto familiares como trabajadores destacaron el carácter cercano y a la vez inconformista del ideador de Calidad Pascual. Ese que ponía a las personas en el primer lugar de la cadena de valor de la empresa para a partir de ahí ofrecer el mejor producto posible.
Fue Pascual quien realizó la primera inversión en controles bacteriológicos, en antibióticos... Y todo ello se implementó en Aranda, al igual que las nuevas líneas de negocio como Bifrutas o los productos de soja, por eso la villa sigue siendo central para el desarrollo de la empresa. «Vamos a convertir Aranda en el centro tecnológico de España», declaró Pilar Pascual, anunciando una futura colaboración entre las grandes empresas de la ciudad. El consejero delegado de Calidad Pascual, José Luis Saiz, también destacó la importancia de Aranda para la empresa y reafirmó la apuesta de la compañía por la sostenibilidad y la innovación en personas, en actitudes, en bienestar animal, en cuidar el planeta... «No permitimos que el corto plazo penalice el largo plazo», aseveró.
El gran acto por las bodas de oro de Calidad Pascual celebrado en Aranda no careció de nada. El público estuvo formado por los 1.200 trabajadores que la compañía tiene tanto en Aranda como en Valladolid y todos ellos se empaparon, una vez más, de los valores de la marca. Una gran pantalla que simulaba un viaje en el tiempo a través de un tren, en claro guiño a la importancia de este transporte para la comarca, fue dando paso a los diferentes protagonistas. Todos ellos presentados por el cómico Dani de la Cámara. Las primeras en intervenir fueron Pilar y Sonia Pascual, hijas de Don Tomás. Ambas definieron a su padre como «un visionario, un entusiasta, una persona íntegra, cercana, impetuosa que siempre mostró el valor de la honestidad». Pilar también habló del papel de su generación en la entidad familiar que resumió como una labor de «transición», de «preparar la empresa para la siguiente etapa».
La parada inicial del viaje en el tiempo también la cogieron algunos de los primeros trabajadores de los siete con los que empezó Pascual en Aranda. Recordaban la pasión, el inconformismo y la exigencia de Don Tomás. «Lo mejor tenía que ser lo suyo», declararon.
Los valores de la compañía también los reafirmó la tercera generación de la familia, los nietos del fundador: María, Agustín y Tomás. Esos lazos de sangre no solo estuvieron presentes en el escenario. «Me ha hecho mucha ilusión saludar a un padre y a un hijo al entrar porque los dos han trabajado en nuestra fábrica. Somos una empresa familiar hasta en eso», destacó el presidente de Calidad Pascual, Tomás Pascual Gómez-Cuétara, que tiene clara la receta para seguir creciendo: mantener los valores, apostar por las personas.