Mantener el inmenso patrimonio artístico y religioso que atesora una provincia tan extensa como la burgalesa requiere de un esfuerzo presupuestario difícil de asumir por las instituciones públicas y por la Iglesia, titular de prácticamente el cien por cien de los inmuebles sacros. Mientras en los edificios declarados Bien de Interés Cultural es la Junta de Castilla y León la competente en materia de restauración, el resto quedan a expensas de los fondos del Arzobispado y la Diputación de Burgos que en el año 1992 decidió, en vista del progresivo deterioro de buena partes de los templos de la provincia, asumir el coste de su rehabilitación. Nació el que se conoce como ‘convenio de las goteras’, al que 2 años después se sumarían el Arzobispado y la Junta, aunque ésta le dejó en 2009.
El esfuerzo que año a año realizan la Diputación y la Diócesis resulta insuficiente para actuar en cada inmueble que requiere de una intervención en algunos de sus elementos. Ante esas dificultades, en los últimos años han sido los propios vecinos los que se han lanzado a salvar un patrimonio que, al margen de sus creencias, consideran imprescindible poner en valor como un elemento más que contribuya al desarrollo de esa España Vaciada en la que se ubican buena parte de ellos. Con ese objetivo, ayuntamientos, asociaciones vecinales y parroquias han puesto en marcha distintas campañas recaudatorias, cinco de ellas con Hispania Nostra, cuya repercusión mediática ha ayudado o está ayudando a lograr los fondos.
Respecto a los crowdfunding abiertos con la entidad que se encarga de velar por la conservación del patrimonio, están cerrados cuatro proyectos, como son la intervención en la cilla del monasterio de Rioseco y los retablos de los templos de Quintanilla de Riofresno, Cardeñuela Riopico y Vadocondes.
Está aún en proceso de recaudación la campaña abierta para arreglar el tejado de la iglesia de San Esteban de Sáseta, en el Condado de Treviño, un inmueble que está en la lista roja de Hispania Nostra. En estos momentos, a falta de 9 días para cerrar la campaña se tienen apenas 2.318 euros, lejos del objetivo mínimo que se había cifrado en 10.000 euros, mientras que el máximo estaba en los 15.000 euros.
Este es un caso similar al del crowdfunding impulsado por la Asociación pro retablo de Santa Eulalia de Cardeñuela, que tras ampliar la campaña, tampoco alcanzó el objetivo óptimo de 30.000 euros, aunque se quedó cerca del mínimo de 10.000. En todo caso, la asociación vecinal no se da por vencida y seguirá organizando otras actividades, como explica su presidenta, Gloria Burgos, empeñada en salvar la ‘joya’ de su iglesia, obra que Felipe de Vigarny realizó entre los años 1526 y 1529.
Por lo que respecta al resto de campaña de mecenazgo finalizadas, la primera fue la impulsada por la Asociación Salvemos Rioseco, integrada por la parroquia y voluntarios, para la estructura de la cilla del monasterio. Se logró sobradamente el objetivo al recaudar 31.910 euros y la obra está ejecutada. Este caso es singular porque se trata de un proyecto de rehabilitación que se prolonga en el tiempo y donde también ha intervenido la Junta de Castilla y León en varios claustros y cubiertas. Hay donativo voluntario de los visitantes, que van poco a poco aumentando el fondo de Salvemos Rioseco.
También se ha restaurado el retablo de San Román de la pedanía de Quintanilla de Riofresno (Sotresgudo), una obra de Juan de Esparza, del siglo XVI. Este ha sido uno de los casos más mediáticos en 2019 al empeñarse en ese objetivo un pueblo de apenas 9 vecinos.
Por su parte, la empresa Fénix Restauración ejecuta actualmente el retablo mayor de la iglesia de la Asunción en Vadocondes, de 1757.