Papá Noel repartió menos regalos que otros años, aunque aún hay esperanzas de que los Reyes Magos se animen un poco. Que las principales calles de la ciudad se muestren llenas a diario no significa que eso se esté traduciendo en compras a pesar de que tradicionalmente en estas fechas aumenta considerablemente el consumo. Una Navidad marcada por la pandemia que algunos comerciantes definen como la peor que recuerdan, aunque hay notables diferencias dependiendo del tipo de establecimiento al que se acuda.
«Ha sido el más flojo de todos los años, vamos a esperar que Reyes funcione algo mejor y que salve un poco la campaña», explica Patricia Gil, de la tienda One en la calle La Puebla, que también confía en que las rebajas supongan un impulso puesto que además este año se pueden beneficiar de tener mucho género y que la gente esté esperando a que lleguen. En cuanto a lo que se está llevando para esta época, hay notables diferencias puesto que ahora casi nadie pregunta por prendas para ponerse en cenas o Nochevieja, y en su lugar se quiere comodidad. «Buscan un vaquero, un jersey o una cazadora, pero nada de vestidos, blusas…», asegura.
Por las tiendas de ropa se está notando cómo hay muchos menos clientes y la campaña está siendo realmente mala en comparación con otros años, y tampoco se salvan los pequeños comercios de moda infantil a pesar de que los niños van creciendo y necesitan renovar el vestuario cada poco tiempo. «Está fatal, con lo único que se ha animado es con la campaña de bonos del Ayuntamiento», reconoce Azucena de Lomas, de la tienda Azucena, en la calle del Cardenal Segura. Apenas alcanzan un 20% de las ventas que lograban y cuando por estas fechas lo habitual era reforzar la plantilla ante la gran demanda, en esta ocasión aún mantienen ERTE y trabajadores a media jornada. «El que no sabía comprar por internet ya ha aprendido, pero público en la calle, que es lo que buscamos, no hay», añade, ya que resulta básico ir presencialmente por la atención al cliente y la profesionalidad.
Otros regalos muy propios de estas fechas son los libros. Bastaba con ver la gran cantidad de personas que recorrían las estanterías en busca de un ejemplar para devorar. Desde la librería Hijos de Santiago Rodríguez, Lucía Alonso confirma que de momento va «muy bien, no nos podemos quejar», y que además muchos habían adelantado las compras para evitar aglomeraciones. «Mucha gente se dio cuenta en la cuarentena de que un libro viene muy bien, dura mucho, acompaña, da muchas horas de entretenimiento, ayuda a pensar…», desarrolla. En cuanto a los gustos, también hay cambios y se ha vuelto a los clásicos. Como manda la tradición por estas fechas, tampoco faltan los libros de cocina y para los pequeños de manualidades, aunque también han subido los de autoayuda, economía, política...
Así, depende del tipo de establecimiento, está variando más o menos el número de ventas en esta atípica Navidad, donde ya hay descuentos. En otro local, como en la joyería Chelo Nieto, en Laín Calvo, Marimar y Conchi Díez aseguran que no han notado diferencias significativas hasta ahora pero «estas dos semanas suelen ser muy buenas, la gente espera al último día».
Ayer mismo ni siquiera hacía falta esperar a que llegase la tarde, cuando habitualmente más gente se anima a salir, para ver típicas zonas de compras abarrotadas pasadas las once de la mañana. Las colas para entrar a los comercios también se multiplicaban, aunque hay que tener presente las importantes limitaciones de aforo. Sin embargo, eso no significa que las ventas estén por las nubes, más bien todo lo contrario.