El Ayuntamiento de Espinosa de los Monteros ha decidido no tirar la toalla y ponerse a trabajar para que se reconozca y preserve la singularidad de los valles pasiegos burgaleses, como ha avanzado a DB su alcalde, Raúl Linares. La iniciativa del equipo de gobierno llega después de que por segunda vez, el Ministerio para la Transición Ecológica haya rechazado la candidatura que buscaba convertir en Reserva de la Biosfera todo o parte del territorio de 15 municipios cántabros y tres burgaleses, Espinosa de los Monteros, la Merindad de Sotoscueva y la Merindad de Valdeporres. Y después de que la Asociación para la Promoción y Desarrollo de los Valles Pasiegos, con sede en Cantabria, haya decidido «no continuar con el proceso» y, «de momento», no volver a intentarlo.
La aventura para que la Unesco reconociera los valles pasiegos como Reserva de la Biosfera arrancó en 2017 en Cantabria y tras contactos entre el Ayuntamiento de Espinosa y sus promotores, en el último trimestre de 2018 se subieron al carro los tres municipios norteños de Las Merindades. Sin embargo, desde un principio Vega de Pas y San Pedro del Romeral se negaron a participar en esta iniciativa que buscaba «reconocer este territorio como un lugar único y emblemático, con un importante legado natural, cultural y etnográfico» y con la vista puesta en mejorar la economía y el futuro de estas tierras. Precisamente esa negativa de dos territorios pasiegos históricos fue el desencadenante por dos veces de la negativa del comité científico a admitir la candidatura.
Ante esta situación, desde la asociación promotora en Cantabria consideran que «no merece la pena seguir con la candidatura a Reserva de la Biosfera, porque hemos hecho un gran esfuerzo personal y profesional durante cuatro años que nos ha obligado a dejar otros proyectos de lado», como señala su gerente, Ana Manrique. Sin embargo, «no tiramos la toalla», añade, y por ello la asociación ya está «estudiando y barajando otras posibilidades y otras figuras de reconocimiento, porque este territorio, este paisaje y sus gentes merecen la posibilidad de ser ensalzados y, además los vecinos quieren preservar este patrimonio». Desde Cantabria «buscaríamos la fórmula para incluir a los territorios burgaleses», asegura Manrique.
Pero mientras tanto, el Ayuntamiento Espinosa ya se ha puesto en marcha y ha solicitado apoyo a los responsables de Patrimonio de la Junta de Castilla y León en Burgos para que realicen o costeen un inventario de las 1.400 cabañas que se reparten entre Río Seco, Río La Sía, Río Trueba y Río Lunada. Si la respuesta de Patrimonio acaba siendo negativa, «lo haremos con medios propios», avanza el regidor. «Queremos saber con qué contamos y que las futuras reformas de las cabañas se atengan a unas normas urbanísticas que protejan un poco ese patrimonio arquitectónico», señala.
El alcalde espinosiego aceptaría entrar en un proyecto conjunto con el territorio cántabro, pero mientras buscará que la Junta de Castilla y León reconozca el valor arquitectónico, cultural, etnográfico y ambiental de los valles pasiegos con una figura que los promocione y de a conocer. En este proyecto, Raúl Linares también quiere contar con las merindades de Sotoscueva, Montija y Valdeporres, a las que presentará el dosier que ya está redactando Ráspano Ecoturismo para documentar los valores de los valles pasiegos burgaleses.
Pastos hasta Laredo. Al alcalde de Espinosa le mueve el convencimiento de que este municipio «es el epicentro de los valles pasiegos y el origen de su cultura, dado que las cuatro villas históricas son Vega de Pas, San Roque de Riomiera, Espinosa de los Monteros y San Pedro del Romeral y no solo tres», como postulan desde Cantabria. Linares sostiene que los valles pasiegos fueron conformando su actual paisaje de pastizales cercados por muros de piedra, cabañas y bosques gracias al avance de los pastores de los monteros del Rey, a quienes los reyes les concedieron el disfrute de pastos y bosques hasta Santoña, Laredo o Solares, según los documentos que así lo acreditan y que guarda el Archivo municipal de Espinosa. A ello añade que las cabañas más antiguas datan de 1700 cuando los monteros, la guardia de cámara del Rey, tiene su origen en el 1006.