La batalla judicial y comercial desatada desde hace años entre la industria láctea nacional y la local por el Queso de Burgos ha dado un paso decisivo en los últimos días. Una sentencia de un juzgado de Valladolid ha avalado el registro y la creación de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) de este alimento tradicional, cuya elaboración -como su nombre indica- se circunscribe a las queseras de la provincia de Burgos bajo los procedimientos y las fórmulas ancestrales que le distinguen de otros quesos artesanales e industriales.

El fallo del Juzgado de lo Contencioso Administrativo Número 2 de Valladolid rechaza el recurso de alzada presentado por la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil) en su nuevo intento para detener el largo proceso de gestación de la IPG.El tribunal da la razón, entre otros, a la Asociación de Fabricantes de Queso de Burgos (Afaquebur), entidad integrada en FAE que agrupa a 5 queseras locales (Productos Lácteos Ovejero, de Briviesca; Lácteas Flor de Burgos, Lácteos Ruiz Angulo, Quesos de Sasamón y Mantequería Las Nieves, de Espinosa de los Monteros).

Hasta el 1 diciembre se extiende el plazo para recurrir el fallo por parte de la gran industria láctea, algo que es más que probable dados los más de 10 años de batalla comercial y judicial que arrastra la IGP.

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