La Formación Profesional Dual, sistema que combina la enseñanza en el aula con el aprendizaje en un centro de trabajo, se creó en el curso 2012-2013. Desde entonces, uno de los aspectos que más cuesta desarrollar tiene que ver con la captación de empresas interesadas en este modelo, sobre todo las más pequeñas, puesto que requiere de una mayor implicación (no son solo unas prácticas al uso) y una remuneración del alumno. El año pasado, 48 estudiantes se beneficiaron en Burgos de este programa en una treintena de firmas, cifra que apenas ha variado respecto al ejercicio anterior y que resulta poco significativa si se tiene en cuenta el conjunto de matrícula, que sumaba 6.718 en el periodo 2018-2019.
Con el objetivo de conseguir plazas de FP Dual y de que esta metodología llegue a la mayoría del alumnado de segundo curso de ciclos formativos, la Consejería de Educación publicó en agosto una resolución mediante la que implantaba la figura del prospector. Esta no es otra que la de un profesor que se dedique durante tres meses, «a tiempo completo y de manera exclusiva», a conseguir puestos en empresas, para lo que se les libera de la tarea docente u otras y su salario se finanza a través del Programa de Empleo y Formación del Fondo Social Europeo.
Cinco profesores (dos técnicos de FP y tres de Secundaria) de centros burgaleses han asumido esta tarea desde principios de curso y hasta el 31 de diciembre, según el periodo que contempla la normativa regional. Pertenecen al Juan de Colonia y al instituto Diego Marín Aguilera, en la capital; al Santa Catalina y El Empecinado de Aranda de Duero, y al Merindades de Castilla de la localidad de Villarcayo.
La Consejería estableció que cada centro que imparte programas duales podía contar con esta figura e, incluso, con una segunda si tuviera varias líneas autorizadas, aunque no todos los que imparten este modelo han solicitado dicha medida como son los casos del Simón de Colonia y del Río Ebro de Miranda, según afirman fuentes del departamento regional, que a su vez precisan que el proyecto no incluye a los concertados.
Los profesores que se dedican a este cometido deben pertenecer a la familia profesional del ciclo incluido en la modalidad dual o estar incluidos en la especialidad de Formación y Orientación Laboral. En el caso de Burgos, forman parte de las familias de Mecanizado y Mantenimiento de Maquinaria (El Empecinado); Procesos Comerciales (Juan de Colonia); Administración de Empresas (Merindades de Castilla y Santa Catalina), y Organización y Procesos de Mantenimiento, en el Diego Marín Aguilera.
Sus funciones están detalladas en la resolución y para su cumplimiento han recibido formación previa. Tienen que ver con la búsqueda de plazas en empresas del entorno, explicando a estas las características del programa; facilitarlas los perfiles profesionales y las competencias que pueden tener los alumnos y registrar los puestos conseguidos en una aplicación informática, además de informar del resultado del proceso a los estudiantes y a sus familias.
En la misma norma también se recogen los requisitos de las empresas, entre los que destacan contar con un tutor para el alumno, así como los recursos humanos y materiales necesarios para su formación. En cuanto al sueldo, tienen subvencionado el 100% de las cuotas de la Seguridad Social, mientras que la cuantía de la retribución será como mínimo del 50% del SMI en proporción al tiempo en el centro de trabajo. Este periodo abarca cuatro horas en el segundo trimestre del curso (las otras cuatro son en el aula) y ocho durante el tercero y último.
El director provincial de Educación, José Antonio Antón, ve en esta figura una «clara apuesta» de la Junta por la FP Dual. «Hay que tener en cuenta que no son unas prácticas, sino que parte de los contenidos de ese ciclo se imparten en la empresa», afirma, al tiempo que reconoce que existe cierto «desconocimiento» de este modelo y que acabar con esta situación es función de los prospectores.
Del lado económico, le Federación de Empresarios del Metal (Femebur) es una de las más implicadas en esta metodología. Su presidente, Andrés Hernando, ve con buenos ojos toda aquella medida que contribuya a «ayudar a la formación y la empleabilidad» y considera que esta figura debería estrechar las relaciones entre los centros educativos y de trabajo.
Hernando reconoce que este sistema exige a las empresas un «esfuerzo» a la hora de capacitar al estudiante, lo que despierta recelo en algunas. «Hay gente que piensa que es un trabajo mal pagado y no lo es. Es una formación y tenemos que entender que hay que invertir recursos en ella», precisa, al tiempo que detalla algunas ventajas como conocer a los candidatos y formarles en las necesidades de cada negocio. Femebur apuesta por esa «inversión a futuro» porque las «todas las empresas competimos por el talento y como asociación tenemos que favorecer su generación».