«Con mucha frecuencia he oído decir, incluso a militares de alta graduación, que el mayor 'error' del ejército durante la guerra civil fue el asesinato de los jesuitas. Siempre me impresionó que civiles y militares le llamaran 'error' a un crimen de guerra y lesa humanidad. Y, por supuesto, que nunca mencionaran a las dos mujeres también asesinadas en la misma masacre. Como si un par de homicidios más de gente tan inocente como desconocida no fuera ni siquiera un error en medio de una guerra fratricida. Sin embargo ese concepto de 'error' puede darnos pistas claras a la hora de preguntarnos por qué asesinaron a los jesuitas y a sus colaboradoras». Recuerda el jesuita burgalés Manuel Plaza esta reflexión del miembro de su orden José María Tojeira sobre las muertes de los denominados 'mártires de la UCA' cuando se cumplen 33 años de aquella masacre de quienes fueron, a su juicio «constructores de paz y de justicia» y a los que el Comité Óscar Romero, el Foro Tender Puentes y el Centro Ignacio Ellacuría van a dedicar una semana cultural como vienen haciendo prácticamente desde que se produjo la tragedia.
Como se recordará, los religiosos Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín Baró, Segundo Montes, Juan Ramón Moreno y el burgalés de Cubo de Bureba Amando López Quintana fueron asesinados junto a la cocinera Julia Elba Ramos y su hija, la adolescente, Celina Ramos, el 16 de noviembre de 1989 por el coronel Inocente Orlando Montano, que en aquel momento ostentaba el cargo de viceministro de Seguridad Pública de El Salvador.
Ellacuría -recuerda Plaza- hablaba de construir una nueva civilización que él llamaba «de la pobreza» y que, en oposición a la civilización del capital, se centraría en el trabajo como fuente de creación de una riqueza compartida y de superación de la injusticia estructural: «Si algo impacta en su trabajo constructor de paz y justicia es la profunda libertad con la que procedían. Una libertad no caprichosa sino puesta al servicio de los más pobres y de la construcción de una sociedad liberada de esclavitudes. Y precisamente por ser radicalmente libres en esa tarea, se ganaron el odio de quienes estaban sujetos a lo que Monseñor Romero llamaba las idolatrías dominantes en El Salvador».
Este legado, que los jesuitas de hoy siguen viviendo como propio y la profunda relación que Plaza tuvo con los ejecutados, hace que cada noviembre sus nombres vuelvan al primer plano. Ayer comenzó la Semana Social 2022 con la intervención Jesús A. Núñez, economista y militar retirado, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, quien disertó sobre la relación entre Rusia y la Unión Europea en el contexto de la guerra de Ucrania.
La politóloga Cristina Monge interviene hoy -a las 19.30 horas en la calle Molinillo- con la conferencia Parar a Putin y ganar la guerra del clima, y mañana miércoles, a las 19 horas, se emitirá la película Llegaron de noche sobre el asesinato de los jesuitas. Ramón Jáuregui, exdiputado socialista del Parlamento Europeo dará la charla Europa en un mundo hostil el jueves a las 19,30 horas. La semana se cerrará con una 'eucaristía de la solidaridad' en la Iglesia de la Merced a las 20 horas el sábado.