El lienzo de Mateo Cerezo El Joven (1637-1666) que subasta la galería londinense Sotheby’s ha ido pasando de particular en particular a lo largo de los últimos años. A principios de siglo XX lo hizo a través de subastas que atribuían el lienzo al círculo de Murillo, hasta que la galería de Dereck Johns lo puso a la venta en 2012 reconociendo la autoría del pintor burgalés. Se lo contamos entonces en este periódico a partir del artículo publicado por el historiador Jesús Ángel Sánchez Rivera en el Boletín de la Institución Fernán González(nº 243), en el que daba las claves de este lienzo.
Ahora esta Natividad que ya mencionaba su biógrafo Antonio Palomino (1655-1726) vuelve a estar a disposición de museos, instituciones o particulares interesados en la destreza del pintor burgalés. Porque este sorprendente cuadro destaca, entre otros aspectos, por tratarse de una obra de temática poco habitual, como reconoce la directora del Museo de Burgos, Marta Negro: «Estamos acostumbrados al Cerezo de los cristos, ecce homos, inmaculadas y magdalenas, pero en este cuadro usa una iconografía distinta y es más alegre, además el tamaño es considerable», señala la historiadora mientras repasa los 7 cuadros del pintor, entre depositados y en propiedad, que conserva el Museo de Burgos. Precisamente el último que entró en la pinacoteca es una Inmaculada que el Ministerio de Cultura adquirió de una subasta en 2018.
Sánchez Rivera definió el cuadro que nos ocupa como «la obra de más calidad de las que se han descubierto de Mateo Cerezo en los últimos años» (él mismo restituyó al burgalés una Inmaculada que posee el monasterio de las Comendadoras de Madrid, atribuida a Claudio Coello). «Tiene una ejecución magistral. Es sobresaliente la soltura con la que resuelve las figuras y el efecto de luces y sombras», afirmó el historiador, «A mí personalmente lo que más me llama la atención es la ejecución de la figura de dios padre con trazos vibrantes y vigorosos y el efecto luminoso en la Virgen. Y por supuesto esa iconografía diferente que no está copiada de ningún grabado ni repite viejas fórmulas. Porque en este cuadro Cerezo une el Nacimiento (pintado muchas veces) con la Trinidad (el Niño, la paloma y Dios padre) y a la vez una premonición de su muerte, descrita en los ángeles y los símbolos que portan (cruz, corona de espinas, clavos y lanza)».
El cuadro lleva la firma autógrafa del pintor barroco en el centro de la parte inferior (Matheo zereço), con una pequeña rúbrica sobre el apellido como suele presentar en otros lienzos. Sotheby’s establece un precio estimado de entre 35 y 58.000 euros y menciona en sus referencias el artículo de Sánchez Rivera, uno del historiador Eduardo Lamas Delgado y a Ismael Gutiérrez Pastor, autor que señala el cuadro en el libro publicado hace un año a raíz de la exposición que dedicó a Cerezo la Fundación del VIIICentenario de la Catedral.
La puja del lienzo es el 8 de julio.