La Policía Nacional halló en el río Arlanzón el pasado martes a mediodía la caja registradora sustraída la madrugada del domingo al lunes en el Juarreño de los Soportales de Antón. Según fuentes de la Comisaría Provincial, la máquina, que en el momento en el que fue robada contenía la recaudación semanal de esta pastelería y cafetería, apareció a la altura del Museo de la Evolución Humana, a escasos 300 metros del establecimiento. La Científica está analizando el aparato en busca de huellas y para comprobar si consiguieron abrirla y si se llevaron el dinero. 

Fueron las empleadas del negocio las que se encontraron con el cristal de la puerta trasera, la que da a la plaza de La Libertad, completamente destrozado la mañana del pasado lunes. Reventaron, creen que con el soporte de una de las sombrillas de la terraza, la parte de abajo de la entrada. Entraron sin dejar huellas, ni tampoco un mísero corte con los cristales.  

En cuestión de minutos, buscaron todo tipo de enseres para poder forzar la caja registradora. Ante la imposibilidad de abrirla, decidieron arrancarla de cuajo y llevársela. Con un peso de 75 kilos, hacía pensar que fueron más de dos los responsables y que tuvieron que huir en algún transporte, si bien la hipótesis tras encontrarla abandonada a escasos metros de allí hace pensar que se fueron a la carrera y, tras conseguir su propósito, la abandonaron en el río. 

Dicha máquina estaba valorada en unos 10.000 euros y en su interior estaba la recaudación de este negocio de toda la semana anterior, que incluía un fin de semana de festejos de barrios y, sobre todo, la celebración de San Lesmes. 

Este tipo de robos ha repuntado en los últimos meses en la capital burgalesa, especialmente en negocios hosteleros y de comercio. Sin ir más lejos, la Policía sorprendió el pasado martes a un ladrón que había asaltado una tienda del barrio del Pilar y se llevaba la caja.