Tres veces campeón de España, seis veces campeón transcontinental y sobre todo campeón de Europa en la categoría de peso pluma en 2001. Esto es parte del amplio palmarés que acumula el exboxeador arandino Manuel Calvo Villahoz, más conocido como Manolo Calvo. A pesar de su larga lista de títulos, muchos ribereños desconocen hoy la historia de uno de sus vecinos más ilustres. Algo que más allá del paso del tiempo también se puede deber a que el deporte que practicaba Calvo no es el más mediático. "Los medios al boxeo lo tienen un poco olvidado, me da rabia que esté prohibido en algunos de ellos, pero no me importa, mi ego lo tengo ya cubierto, yo me quedo con el cariño de la gente", declara Manolo Calvo.
El campeón de Europa nació en Aranda en 1967 y a los ocho meses sus padres se trasladaron a Madrid, por lo que siempre ha vivido en la capital de España. Algo que no le ha hecho perder el vínculo con la tierra de su familia materna, la que sigue visitando. Recuerda los veranos o las semanas santas en la Ribera y tampoco olvida la dirección donde vino al mundo, la calle Burgo de Osma. Destaca que en Aranda todavía hay muchos que le conocen y guarda una buena imagen del combate que protagonizó en 2003. "La gente se volcó mucho", afirma.
También se le dibuja una sonrisa cuando cuenta cómo un periodista de Aranda fue recaudando fondos por todas las tiendas de la ciudad para ir a retransmitir la presencia del héroe local en el campeonato del mundo. Una vez de vuelta, el propio Manolo Calvo recorrió las tiendas agradeciendo su ayuda. Con el tiempo su reconocimiento aumentó y llegó incluso a recibir el premio Puente Duero.
Un hito mundial. A pesar de todo lo que representa la figura de Manolo Calvo Villahoz por sí sola, su nombre gana trascendencia mundial cuando se relaciona con el de su padre: Manuel Calvo Fernández, quien también fue campeón de Europa en la categoría de peso pluma, pero en el año 1968. Juntos son la única pareja de padre e hijo que ha logrado ganar el mismo título continental en toda la historia, lo que les convierte en un hito mundial. A pesar de haber visto triunfar a su padre, Manolo Calvo Villahoz mantiene que para él nunca fue un reto personal el emularlo. "No me lo planteé así", manifiesta.
Al margen de todos los logros de su progenitor, Manolo Calvo Villahoz siempre tuvo claro que él entrenaba para alzarse con cinturones. "Desde el primer día que pisé un gimnasio con 16 años, yo entré con la idea de ser campeón", afirma. De esta forma en 1992 debutó como profesional y en 1993 se convirtió por primera vez en campeón de España. En 2001 alcanzó su mayor éxito, el título europeo, y en 2002 fue aspirante a campeón del mundo.
Calvo se retiró en 2004 con 37 años y con 51 peleas, 32 victorias, seis nulos y 13 derrotas en categoría amateur; y 46 combates, 38 ganados, uno nulo y siete perdidos como profesional. Ahora el arandino de nacimiento sigue viviendo en Madrid, donde trabaja como vigilante de seguridad y desde donde manda un mensaje de ánimo a todos los ribereños para sobreponerse a la crisis del coronavirus.