Un paseo entre miniaturas en Frías

S.F.L.
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El artista Fernando Alonso inaugura una exposición compuesta por su colección de maquetas de piedra de toba de las edificaciones más ilustres de la villa fredense y Tobera. Las piezas quedarán de manera permanente en la iglesia de la ciudad

Fernando Alonso remata los últimos detalles en la pieza de las Casas Colgadas. - Foto: S.F.L.

Si te dispones a disfrutar de una jornada turística en Frías y te topas con un hombre en las inmediaciones de la iglesia, una de dos, o es el párroco o es Fernando Alonso, el ‘cantero’. En cuanto cruces un par de palabras con él podrás intuir su afición por el arte sacro y la historia de su municipio, no tanto su pasión por la piedra. Este fredense se quita el mérito de haber moldeado cantidad de obras con sus manos al definirse solamente como una persona que disfruta trabajando con el mineral.  

Su relación con este material comenzó cuando tan solo era un niño. En vez de jugar con cochecitos de madera, los fuertes del Oeste o las armas que aparecían en las películas de Hollywood, él se entretenía con un montón de rocas y barro. Su afición por las piedras de toba caliza dio pie a la construcción de laboriosas creaciones como arquerías, pilas bautismales o capiteles. Sin dejar de lado estas labores, Alonso se centró en el maquetismo para incluir sus modelos en el belén que cada año instala en el templo de San Vicente.

De realizar pequeñas obras, pasó a poner todo su empeño en representar las infraestructuras más simbólicas de Frías y del barrio de Tobera. La ermita de Santa María de la Hoz, el puente medieval, el lavadero, la iglesia de San Vicente o el Cristo de los Remedios son piezas realizadas en su taller. La última en incluir a su colección, y sin duda, la más espectacular, es la que representa a las Casas Colgadas,  unas características edificaciones de toba y madera adaptadas al escaso terreno con el que cuenta la parte alta de la ciudad más pequeña de España, lo que obligó a desarrollar las viviendas tanto hacia arriba como hacia abajo, excavando en la roca y superando el número habitual de dos plantas.

En la muestra permanente pueden verse toda su colección de maquetas. En la muestra permanente pueden verse toda su colección de maquetas. - Foto: S.F.L.

Tal es el amor que siente por su municipio que el artista ha donado todas sus maquetas a la iglesia y ha inaugurado una exposición permanente para que vecinos y turistas puedan presenciar sus trabajos más costosos. Desde Semana Santa, el templo permanece abierto a las visitas a diario. Al pagar un euro, el viajero también se deleitará con una importante colección de piezas de arte sacro y una explicación de la historia que envuelve el templo, bien ofrecida por la Oficina de Turismo o por los voluntarios, como las mujeres jubiladas o Fernando Alonso, que además es el sacristán y gran conocedor de las historias más apasionantes de la localidad. Desde que se jubiló dedica gran parte del tiempo en rehabilitar el inmueble y en atender a los visitantes que allí se acercan.

A pesar de que sus creaciones levantan gran interés entre el público que las conoce Alonso rechaza la idea de realizar encargos. «Todo lo que  hago lo hago por amor al arte. Nunca he participado en ferias y Frías será el único emplazamiento en el que la gente puede observar mis trabajos», explica. Por el momento y tras un largo año de empeño en sacar adelante su pieza más especial y que «tan agotado me ha dejado», el cantero aparcará el maquetismo para retomar su afición a la realización de canecillos en su domicilio.

Visitas didácticas. Si a Fernando Alonso le preguntan como pasó su confinamiento el pasado año la respuesta es clara y concisa. «Entre piedras», responde. Desde el primer momento en el que la pandemia se interpuso en el día a día de todos los ciudadanos el artista lo tuvo claro: «fue el momento para construir las Casas Colgadas», afirma. Tras incontables horas y derroche de paciencia su obra maestra luce en la iglesia de San Vicente.

Alonso considera que la pieza, de más de tres metros sin faltar detalle, puede ser clave a la hora de explicar a los turistas uno de los atractivos de la ciudad. «Creo que puede resultar más interesante que los guías cuenten las historias que envuelven los inmuebles medievales junto a la maqueta que en el propio emplazamiento, ya que no hay buena visibilidad», propone.