h. jiménez / burgos
Superada la tercera cresta de ola de la pandemia, que prosigue su fase de descenso y de la que aún no conocemos su final, los datos permiten constatar que su impacto en las residencias de ancianos ha sido mucho menor que las anteriores.
Coincidiendo con el inicio de la vacunación entre aquellas personas más vulnerables, las que han sufrido de forma más cruda la peor parte de la crisis sanitaria, día a día se hace evidente que tanto los brotes como los mayores aislados han caído en picado respecto a la segunda ola, así como el número de casos entre este colectivo. Y también los fallecimientos, la consecuencia final de todo lo anterior.
La comparativa con el primer envite de la pandemia es más difícil porque en marzo y abril de 2020 no había la capacidad diagnóstica que tenemos en la actualidad. Pero sí es posible establecer una equiparación respecto a la segunda ola de octubre y noviembre, y en este caso la mejoría es palpable.
Por ejemplo, según datos de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla yLeón en Burgos, a lo largo de toda la semana pasada (desde el lunes 15 hasta el viernes día 19 incluido) no se registró ningún brote en residencias.
Podemos remontarnos hasta el 1 de enero, momento en que la vacunación se generalizó por toda la red de centros, para analizar otros indicadores. Las cifras del portal de datos abiertos de la Junta registran entre el Año Nuevo y el día 15 de febrero un total de 34 residentes aislados con covid confirmado en la provincia. Ha habido muchos días en que este número era de 0 o 1 personas.
Si lo comparamos con la segunda ola, tomando como referencia las fechas entre el 20 de octubre y el 1 de diciembre, vemos que el total de aislados entonces fue de 352.
En cuanto a la evolución de los casos, en esta tercera ola el número ha crecido desde los 2.115 con los que partíamos en el cambio de año hasta los 2.247 del día 15 de febrero. Son 132 más, un 5,87% de incremento en mes y medio, frente a los 717 que se sumaron a la estadística entre mediados de octubre y el 1 de diciembre.
De igual manera, las muertes se han contenido también de forma muy importante. Desde que se inició 2020 las residencias de mayores de la provincia de Burgos han tenido que lamentar 22 decesos hasta alcanzar los 364 acumulados en toda la pandemia tras un incremento del 6,43%. Durante la segunda ola murieron 83 mayores en sus residencias, con un crecimiento del 41,5% en aquel terrible envite.
interpretación prudente. A la vista de estos datos es inevitable pensar en el éxito de la campaña de vacunación que ya ha completado su segunda dosis en las residencias y que diversos estudios, en otros países, están empezando a confirmar como el arma de destrucción masiva contra la covid.
Sin embargo, desde la Gerencia de Atención Primaria emiten un mensaje cargado de prudencia.
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