La recta final de año no suele ser una buena época para el sector de la construcción. El aumento de gastos de septiembre, con la vuelta al colegio y al trabajo, es todo un impedimento para que el mercado inmobiliario repunte. Pero 2020, un año atípico, marcado por la pandemia, ha dejado un registro espectacular de compraventa de viviendas en la recta final del curso. Concretamente, en el último trimestre del ejercicio -entre octubre y diciembre- los registros de la propiedad de Burgos anotaron hasta 932 transacciones de casas o pisos, la cifra más alta desde que en 2008 se alcanzaran las 1.172.
«No pensábamos, de ninguna de las maneras, que el mercado inmobiliario se fuera a comportar de la forma en la que lo está haciendo. Ha sido una sorpresa muy agradable y que se ha prolongado en el tiempo desde el verano», apunta Gonzalo López Recio, presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Burgos.
La recta final de 2020 en cuanto a la compraventa de viviendas en la provincia ha sido excepcional. En octubre se firmaron 338 transacciones, en noviembre 300 y en diciembre 294. Estos números suponen cerca de un 23% más que en el mismo periodo del año pasado, un trimestre en el que ha crecido especialmente la obra nueva. Si en los últimos tres meses del 2019 se completaron 157 operaciones de promociones a estrenar, un año después se han incrementado hasta las 210, un alza del 33%. «España es un país en el que a la gente le gusta tener su vivienda en propiedad», reconoce López Recio, que destaca el fenómeno de cambio de domicilio que se ha desencadenado tras el confinamiento de primavera. «Sobre todo llegan familias jóvenes, que demandan pisos más grandes, con terraza y espacios libres», apunta.
Cambio de tendencia. El presidente de los promotores burgaleses explica que desde que en 2013 el valor del suelo cayó considerablemente, el precio de la vivienda se ha acercado más a los usuarios, un factor «fundamental» que ha permitido abrirse a personas quizás partidarias del alquiler. Del mismo modo asegura que el mercado inmobiliario se ha convertido en una especie de «refugio» del dinero o de los ahorros en el que invertir, lo que ha provocado un alza sostenido durante los últimos meses.
Si la obra nueva se ha afianzado durante la parte final del curso, la vivienda de segunda mano o ‘usada’ ha seguido despuntando. En el último trimestre de 2020 el Instituto Nacional de Estadística notificó hasta 722 transacciones de viviendas. No obstante, y aunque es una cifra superior a la de 2019, cuando fueron 597, el incremento del 21% es inferior al 33% de las nuevas en la comparativa interanual. Aunque con cifras muy similares con 2008, cuando en total se registraron 1.172 operaciones en los tres últimos meses del curso (ahora han sido 932), los burgaleses sí que han optado en su mayoría por el mercado de la segunda mano frente a la nueva. Hace doce años más de la mitad optaron por las promociones a estrenar, mientras que ahora han sido apenas dos de cada diez.
De cara al 2021, Gonzalo López Recio augura que el mercado se mantenga, máxime cuando en pleno mes de febrero hay varias obras a todo trabajo. «Si logramos contener la pandemia con las vacunas prevemos que el año continúe a buen ritmo», expresa con mucha cautela el presidente de los promotores burgaleses.