Al rico solete de febrero se está solazando José Carlos camino de su preciosa casa de Viloria, pueblo que lleva 'de Rioja' como apellido no sólo por la cercanía con la vecina región, o porque tiene características geográficas similares a ésta, sino porque hace ahora doscientos años formaba parte, al igual que localidades burgalesas más grandes como Belorado, Pradoluengo, Redecilla del Camino o Cerezo de Río Tirón, de la recién nacida provincia entonces llamada Logroño. "Aquí hay mucha más relación con La Rioja que con Castilla. Vamos más de compras a Santo Domingo de la Calzada o a Haro que a Belorado o a Burgos. Antes, los más antiguos de aquí decían: Haro, París y Londres. Lo que no encontrabas en Haro, no lo encontrabas en ningún sitio". Sonríe José Carlos. En sus palabras no hay crítica ni rencor para con Burgos. "Yo me siento castellano y vivo en Castilla, pero nos sentimos muy cercanos a La Rioja".
El nacimiento de la provincia de Logroño se aprobó por las Cortes en enero de 1822. El decreto recogía, claro, los límites de este territorio, y describía así cuáles eran estos en su zona occidental: Empieza en el origen del Neila; atraviesa por el Este de Huerta de Arriba y Oeste de Canales hsta encontrar el origen del Nagerilla, desde cuyo punto continúa por el puerto de la Demanda a encontrar el origen del río Tirón, cuya derecha sigue hasta Belorado; y pasando por el Este de este pueblo, Loranquillo, Quintanilla de San García, Valluércanes y Villartilla, va a encontrar las lomas que vierten al Tirón hasta que en Pancorbo encuentra los Montes Obarenes y por ellos sigue hasta terminar al Sur de Nuestra Señora de la Herrera.
"Mucha gente que pasa por aquí se extraña cuando se entera de que esto es provincia de Burgos. Al llamarse Viloria de Rioja creen que están en La Rioja. Pero estamos en Castilla y León, es así", cuenta Carmina, la mujer de José Carlos, riojana de nacimiento por más señas. Un estruendoso pitido irrumpe en la luminosa mañana de febrero. Es el panadero recorriendo las calles de la cuna de Santo Domingo de la Calzada, cuya presencia y recuerdo dominan el centro del caserío: aún son visibles los carteles de la celebración en 2019 del milenario del nacimiento de aquel hombre de fe, a la sazón uno de los principales impulsores del Camino de Santiago. También hay pancartas que reivindican que la ruta jacobea atraviesa este pueblo, cuestión sobre la que existe todavía hoy mucha controversia, para profundo lamento de los vilorianos.
"Toda la vida ha pasado por aquí el Camino", tercia en este punto José Ignacio, alcalde del pueblo, cuyo discurso es bastante más vehemente que el de otros vecinos respecto de la importancia de la relación y sentimiento de pertenencia a una región y a otra. "Si Viloria perteneciera a La Rioja, como dice su propio nombre, este sería otro pueblo. Estamos abandonados y olvidados por la provincia de Burgos. No quieren hasta quitar el Camino de Santiago. No es que me sienta más riojano que burgalés, pero sí que estamos muy olvidados por Burgos. ¡Pero si llevamos cincuenta años pidiendo un carril lento para la Pedraja! Es una vergüenza. La Rioja hace más por nosotros que Castilla y León. Vergonzoso", apostilla José Ignacio.
Mira José Ignacio junto a otro vecino, Antonio, el mapa de 1822 que incluye a la hoy llamada (mal llamada) Riojilla Burgalesa dentro de la provincia de Logroño. "¡Cuánto mejor nos hubiera ido de haber quedado así el mapa!", suspira el regido. Tercia Antonio que esa zona limítrofe de Burgos es una suerte de Treviño a la riojana. "Yo he sido concejal y subía a Burgos a hacer algún papel y cuando decía que era de Viloria de Rioja me decían que ese pueblo no existía, que me fuera a Logroño a hacer los papeles. Así que sólo estuve cuatro años en política. Con eso digo todo", subraya Antonio.
Apenas una década. En 1822, el territorio riojano y sus municipios se hallaban bajo dependencia de las provincias vecinas, siendo principalmente Burgos y Soria a donde todos los administrados debían de rendir cuentas, con todo lo que ello suponía de trastorno por cuestiones de distancias y desplazamientos. Así fue como nació la provincia de Logroño. Pero esa división apenas duró algo más de una década, ya que en 1833, con Francisco Javier de Burgos como ministro de Fomento, se realizó la nueva división provincial, quedando aquel Logroño con unos límites similares a los que representa hoy la región de La Rioja (exactamente lo mismo pasó con la provincia de Burgos, claro). Álava y Navarra presionaron para que, aludiendo a conceptos históricos -la partición en provincias según la antigua división en reinos de España y no por naturalidad geográfica-, hizo que se inclinara la balanza y La Rioja se quedara con aquellas localidades que hoy forman parte de Burgos, Soria y Álava.
Aquella división racionalizada del territorio español no tenía otro objetivo que uniformar y centralizar el Estado para que el Gobierno actuara de una manera más rápida y eficaz en todo el territorio. Así, España quedó dividida en 49 provincias y 15 regiones. Hubo leves modificaciones posteriores hasta la más importante, que se produjo en la década de los 80 del siglo XX, con los Pactos Autonómicos.