La era de Eusebio Martín como presidente del Villa de Aranda llega a su fin. Después de tres años en el puesto, el alto cargo amarillo presentó la dimisión alegando la necesidad de que el club necesita emprender nuevos retos. Entre medias, una pandemia, un ascenso a Asobal y la eliminación de una deuda histórica. Ahora, con perspectiva, Eusebio Martín se despide de un club que «ha sido y será siempre su casa».
¿Cómo y cuándo se planteó firmemente la dimisión?
Llevábamos un año reteniendo esta decisión. Ya se había comentado con la junta directiva desde final de la temporada pasada, y el hacerlo público ha sido una liberación.
¿Qué motivos abocaron esta decisión?
Es cierto que lo suyo habría sido cumplir los cuatro años. Pero muchas veces no marcamos los tiempos. La pandemia nos obligó a convivir con un ascenso, una afluencia de público diferente, una situación difícil para los patrocinadores... Pero los gastos contiunaron siendo importantes.
Todo esto nos trastocó todos los planes. Estos tres años han sido como ocho o diez. Yo entendía que el objetivo final de estabilizar el club en tiempos de pandemia estaba cumplido. Se obtuvo un superávit de 80.000 euros y se eliminó la deuda histórica. Yo trasladé a mis compañeros que una vez pasada toda esta avalancha, el club necesitaba emprender una nueva etapa. No me veía como la persona más indicada por determinados condicionantes personales.
¿Por qué se eligió este momento en concreto para la sucesión en la presidencia?
Una vez comuniqué mi decisión a los compañeros, todos empezamos a trabajar para buscar el momento menos malo para el club. No va a tener demasiadas complicaciones en cuanto a trámites legales y es el mejor periodo posible para estar sin firma.
¿Cómo ha caído esta decisión a nivel interno?
Todos lo han entendido a la perfección. Hay una evidencia no discutible y es que el club está mejor que hace tres años cuando llegamos. Está saneado y en una buena situación deportiva. Yo apuesto por esta gente, este vestuario y esta afición. A nivel social, de patrocinadores y de plantilla, están funcionando muy bien. Ya se vio contra Burgos. Me voy con la satisfacción de ver el trabajo cumplido.
El Villa de Aranda está saneado y en una buena situación deportiva»
¿Cómo ha cambiado el club en estos tres años?
El covid cambió todo. Fue un problema y a la vez una manera de afrontar ciertos retos. Nos tocó reestructurar a nivel administrativo. La profesionalización que necesitábamos nos ha obligado y permitido crecer administrativamente. Esto ya no es aquel club creado por amigos e impulsado por el apoyo de los arandinos. Ahora somos una empresa con todas las letras.
A nivel social, hemos mejorado mucho. Este club siempre se ha caracterizado por sus valores. Hemos apostado por algo más que competir. Ayudar y reivindicar a Aranda es un pilar básico. Además, en la parte económica también se ha avanzado. Hemos generado gracias a los socios, patrocinadores y diferentes tipos de recursos. Ahora estamos más prevenidos y tenemos la estabilidad está garantizada.
Subraya la importancia de la profesionalización a nivel interno. ¿Qué áreas necesitan mejorar aún?
El club necesita sopesar la posibilidad de una gerencia y alguna que otra área más. Profesionalizar es un proceso progresivo y que está ligado a los ingresos .
Me resulta gracioso escuchar a determinada gente que dice que el Villa de Aranda debe ser más exigido porque tiene uno de los presupuestos más grandes. Lo que no saben es que la primera plantilla utiliza poco más del 50%. Tenemos uno de los presupuestos más altos, pero la mayoría de los recursos no son para eso. El primer equipo rondará los 350.000 euros, una cifra similar a la que se llevan el resto de áreas. Tenemos que ser inteligentes para mantener el equilibrio.
¿El objetivo de Liga Asobal se presupone como un objetivo realista o aún lejano?
Dependerá de la capacidad de generar recursos del club. El club necesita un impulso económico para poder plantearse mayores retos. Necesitamos un empujón más de las administraciones públicas no sólo para ascender a Asobal, sino para mantenernos en ella.
El club necesita un impulso económico para poder plantearse mayores retos»
¿Cuál es el futuro inmediato de la directiva?
Los estatutos son claros. El club no puede permitirse estar más de un mes sin firma, que la tiene el responsable legal. La junta gestora tiene el cometido de convocar elecciones y facilitar el relevo lo antes posible.
¿Algún nombre que le haya comentado su intención de presentarse a las elecciones?
No. Y lo prefiero. Aunque también quiero decir que cualquier miembro de la directiva está más que preparado. En ese sentido me quedo tranquilo. Fuera de la directiva sé que hay gente con ilusión por eso. Tampoco estaría mal, pero hay gente sobradamente cualificada dentro del organigrama actual.
Se le vio dolido por los rumores que ligaban su dimisión con su presencia política...
Mi decisión ya estaba tomada. Antes había rechazado las propuestas políticas que me habían llegado. No tenía interés en ese momento.
La circunstancia actual se dio hace un mes y no entraba en mis planes. Sin la pandemia, no sólo habría agotado el mandato, sino que habría estado en disposición de seguir.
Siempre ha destacado lo mucho que significa el Villa de Aranda para usted...
Tengo la fortuna de haber sido partícipe de la fundación del club. Estuve en todas las fases de ascenso. En Huesca, Cangas, Elda... Siempre me ha parecido un proyecto lleno de ilusión y futuro. Ver a los jóvenes, al primer equipo, a los patrocinadores.... Es un orgullo participar. Compensa cualquier esfuerzo.
Me voy con la satisfacción de ver el trabajo cumplido»
La figura de Santiago Manguán fue una pérdida que quedará siempre presente.
Fue el peor momento en el club. Era fundamental para nosotros. Hacía un trabajo callado. Había cosas que había que hacer y cuando te querías dar cuenta ya lo había hecho. Para el club fue un golpe muy fuerte que se lo hemos podido compensar con el nombre del pabellón.
Un recuerdo que se lleve de estos tres años.
El partido frente a Bidasoa en casa. El día que descendimos de Asobal. La gente se volcó y demostró una comunión terrible. Fue algo que se reconoció a nivel nacional y demostró ser un ejemplo. Tampoco me quiero olvidar de aquel hito de ver a diez arandinos compitiendo en Asobal.