«El 99% del negocio en Aranda es ajeno a la venta de vino»

I.M.L. / Aranda
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ENTREVISTA | El empresario arandino Roberto Rojo lleva desde 2006 formando parte de la junta directiva de Asemar y está a punto de cumplir tres años desde que se hizo cargo de la portavocía de la patronal local

Roberto Rojo, vicepresidente de Asemar. - Foto: I.M.L.

Desde que Roberto Rojo asumió ser la cabeza más visible de la Asociación de Empresarios de Aranda y la Ribera (Asemar) ha pasado una pandemia y el panorama económico local y comarcal ha tenido que adaptarse a muchos cambios forzosos. Y el futuro apunta a que no serán los últimos. Con el horizonte de un nuevo proceso para reconformar la junta directiva de Asemar y las próximas elecciones municipales a la vista, Rojo repasa algunos de los asuntos del sector económico de la capital ribereña y su entorno. 

¿Sería capaz de resumir el devenir económico de estos tres últimos años?
Hemos tenido de todo, han sido unos años muy difíciles. 2019 fue un año económicamente muy favorable, las cosas iban bastante bien, el clima era bueno pero llegó la pandemia. Cuando hay un nivel de incertidumbre tan brutal como el que vivimos en 2020, los socios se agarran especialmente al faro que pueden ser las asociaciones empresariales y a cómo se está trabajando. Esos años hubo una avalancha de medidas dificilísimas de interpretar y asumir por los empresarios, el trabajo fue enorme. 

Más allá de lo sufrido por todos, en Aranda se decretó un confinamiento en agosto de 2020 que aún levanta ampollas.
Desde Asemar lo criticamos duramente y pasamos a la acción, intentamos acciones jurídicas contra esa decisión. En la pandemia se vio especialmente, y nunca me lo acabé de explicar muy bien porqué, tengo la impresión de que Aranda y la Ribera del Duero es como la espalda fuerte de Castilla y León y donde, de vez en cuando, no pasa nada por golpearla. Creo que con nosotros, lo tenemos claro y los responsables lo han reconocido en cierta manera, nos utilizaron para mostrar su ímpetu decisorio en esos momentos de la pandemia, como conejillo de Indias y, principalmente, como aviso a navegantes. Eso fue tremendo porque, apenas empezábamos a sacar un poco cabeza, vino este nuevo confinamiento que tuvo efecto sobre todos los sectores, porque hubo fábricas que tuvieron que parar porque sus empleados no podían acudir al puesto de trabajo. La sociedad arandina nos pidió que tomásemos la bandera de esa lucha, y así lo hicimos, y en Valladolid vieron que nos podíamos defender, que no íbamos a agachar las orejas y ser sumisos a sus decisiones. 

Con todo eso en el pasado cercano, ¿cómo está la salud empresarial en este tramo final de 2022?
Hasta el segundo trimestre, todos los sectores están funcionando muy bien. La situación que nos sobreviene ahora por la crisis energética y de las materias primas está pegando de lleno en Aranda de Duero, porque es una ciudad hiperindustrializada, en la que entre industria general y agroalimentaria copamos el 80% de nuestra economía. La subida de precios de energía y de bienes está castigando mucho la rentabilidad de las empresa y está generando incertidumbre a medio y largo plazo. 

¿En qué se puede traducir este panorama?
Hay una traducción inmediata, que es el detrimento de las inversiones. Seguramente, los planes expansivos que teníamos las empresas hace seis u ocho meses, en este momento están en revisión. Pienso que no existe un temor en las actividades, existe un problema de rentabilidad. Es la situación a la que nos enfrentamos ahora y que no nos esperábamos nadie. Y, en mi opinión, no va a afectar al mercado laboral, se va a sostener en la Ribera a medio plazo, si esto no va a más. 

Alude al mercado laboral, ¿es tan grave la falta de mano de obra cualificada como se demanda desde algunos sectores?
Aquí se juntan dos conceptos: la economía hiperindustrializada de Aranda y, lo que catalogamos como el mayor problema que tenemos aquí a medio y largo plazo, la carencia de trabajadores. Esto es uno de los motivos por los que el mercado laboral se va a mantener muy bien, porque esta es una zona que en los últimos 15 años no ha decrecido en habitantes pero sí ha perdido habitantes en edad de trabajar, y mucho, aproximadamente tenemos unas 1.800 personas menos en edad de trabajar que hace 15 años. Esto lo definiría como una fosa para el crecimiento de las empresas.

Mirando al futuro cercano, a los próximos comicios electorales, ¿desde la patronal arandina qué les pedirían a quienes se vayan a presentar?
Hay dos demandas, dos reflexiones fundamentales. La primera es recodar de qué vive Aranda de Duero, que parece que todo el mundo en la corporación municipal ha olvidado. Me gustaría recordarles una vez más que el 99% del volumen del negocio de la totalidad de las empresas de la ciudad es ajeno a la venta de vino. Pero en los últimos casi siete años no se ha destinado ni recursos económicos ni humanos a es 99% y la totalidad a otros. Yo represento a Asemar, que la totalidad de los socios está en ese 99%, que igual no es tan divertido pero es del que comemos.  

¿Y la segunda reflexión?
Están relacionadas. Dada la importancia económica e industrial que tiene Aranda de Duero consideramos que es absolutamente necesario a nivel de la administración local una o dos concejalías con dedicación exclusiva. Es absolutamente necesario una concejalía de Promoción Industrial y también en todo lo que tenga que ver con licencias de obra, servicios municipales, construcción,... Esos dos pilares son, a nuestro juicio, totalmente necesarios y es una reflexión que hacemos a todos los grupos políticos, que lo reconsideren y que tenemos que abordarlo con personas con dedicación exclusiva. Aranda es una de las poblaciones a efectos industriales más potentes de toda España y es inconcebible que no tengamos esa concejalía con dedicación exclusiva. Es doloroso cómo, en conversaciones privadas lo reconocen, pero luego se ponen a discutir el sueldo en una administración con un presupuesto de 36 millones de euros, cuando podría costar 20.000 o 30.000 euros, es absolutamente doloroso.