Covarrubias está de luto, tres días oficiales, pero muchos más en el corazón de los vecinos de la villa que lloran la pérdida, con apenas 56 años, de uno de los vecinos más queridos, Ernesto Molinero, todo un referente de lucha por su pueblo, la comarca del Arlanza y el mundo rural. Un rebelde, como el nombre de la peña a la que pertenecía Los Rebeldes, comprometido con múltiples causas.
Industrial carnicero, un negocio que llevaba con sus hermanos, heredado de sus padres y que también sigue su hijo, Ernesto mostró a lo largo de su vida un compromiso como nadie en el pueblo en todas las áreas y desde sus distintos cargos. Participaba en todas las actividades y lo mismo se ponía el delantal en la Fiesta de la Matanza para destazar el cerdo, que al frente de la logística para organizar la prueba de BTT que se desarrolla en Covarrubias dentro del circuito provincial de la Diputación.
Y es que la bici era una de sus pasiones, como recuerda Miguel Ortiz, «era una maquina», dice éste. Y es que Ortiz le conocía bien, no en vano fue teniente de alcalde en el Ayuntamiento de la villa rachela durante dos legislaturas, precisamente con Miguel como alcalde. Entonces se presentaron por el PP, pero nunca se desligó de la política municipal ya que en las pasadas elecciones de 2019 también iba en noveno puesto en la candidatura, esta vez por Cs, encabezada por Millán Bermejo, el actual alcalde, y en la que también está Ortiz.
Toda la Corporación está emocionada con su recuerdo, el de un hombre siempre en todos los movimientos sociales, culturales y deportivos de la localidad y por quien desde ayer las banderas están a media asta. En un bando firmado por el alcalde se reconocen todos los méritos de un «compañero entrañable al que hemos visto participar en el desarrollo de la vida local de manera entregada y desinteresada aportando su tiempo, sus innumerables ideas para impulsar y destacar los valores de la villa rachela, defendiendo los intereses locales contra los retos de la despoblación, favoreciendo la puesta en marcha de la vida activa, los hábitos saludables o promocionando la cultura tradicional», se lee en el bando que termina recordando su alegría, su positividad y generosidad.
Esas inquietudes no solo las desarrolló durante su estancia en el Ayuntamiento, también como uno de los fundadores del Centro de Iniciativas Turísticas, del que fue presidente doce años, desde 1990 a 2002, y desde donde con su equipo proyectó la villa en todos los sentidos fuera de las fronteras locales. En estos momentos, formaba parte también parte de la directiva, presidida por Joaquín Serna quien, por cierto, propondrá a la junta que se le conceda en la próxima fiesta la Cereza de Oro honorífica a título póstumo. Dentro del CIT era el coordinador deportivo e impulsor de las rutas de senderismo y BTT que se han puesto en marcha, con dos de ellas ya señalizadas.
Y no solo en la villa estaba implicado en todas sus actividades, sino que también tenía un fuerte compromiso con la despoblación rural, de tal manera que ha sido uno de los fundadores de la Asoción Repuebla, que lucha por atraer nuevos vecinos a los pueblos, y desde la que le iban a conceder un premio de reconocimiento.