Willem Dafoe se convirtió en intérprete casi sin quererlo. «Siempre me gustó, pero no fue de inmediato mi identidad. Me di cuenta de que era actor después de trabajar en pequeñas compañías teatrales, por ejemplo, en el grupo Wooster de Nueva York. Kathryn Bigelow me vio en una pieza titulada The Rig at the Wooster Group y me llamó. ¿Te interesa hacer una película?, me dijo. Y yo le contesté: claro. Era The Loveless. Ese filme fue el comienzo de mi carrera».
Eso ocurrió en 1981, hace ya 40 años, y en estas cuatro décadas el rostro de este estadounidense no ha dejado de aparecer en las pantallas de cine y de televisión. Así, a sus 66 años, la suya es una de las carreras más constantes y atractivas de los últimos tiempos. Una trayectoria que los espectadores de TCM podrán conocer mejor mañana, gracias a una nueva entrega de Una vida en imágenes, el programa de entrevistas que produce la Academia Británica de Cine y Televisión (BAFTA) y que en España emite en exclusiva este canal.
A lo largo de la conversación que el actor mantiene con la periodista Francine Stock, repasa su vida y su obra cinematográfica, jalonada de éxitos como Platoon, la película de Oliver Stone que le convirtió en estrella y por la que consiguió su primera nominación al Oscar, o La última tentación de Cristo de Martin Scorsese. «Es una de las mejores y más hermosas experiencias que he tenido en el cine. Rodamos en Marruecos y fue una especie de inmersión total. Se me exigió mucho. Era una película de bajo presupuesto y yo tenía que liberarme de la carga de interpretar a Jesús», recuerda.
A Dafoe se le ha visto en cintas pequeñas, de cine independiente y de autor, a las órdenes de directores como Abel Ferrara o Lars Von Trier, y en grandes superproducciones y blockbusters como Spiderman o Aquaman. Ha trabajado en Europa y en Estados Unidos, haciendo breves apariciones como secundario o llevando el protagonismo de la historia. No importa, es un valor seguro; nunca decepciona. «El dinero no es lo más importante porque sé que no te va a hacer feliz», explica. Trabajé en Spiderman porque era un papel doble, una mezcla de comedia y de drama, a veces en la misma escena. También me encanta la acción. Sabía que iba a hacer acrobacias, volar, trabajar con cables. Fue fantástico y, además, en ese momento, las películas basadas en cómics eran una novedad. Estaba abriendo camino. Todo era bastante desafiante y experimental», señala.
Además, al finalizar la charla, los espectadores de TCM podrán disfrutar de uno de los últimos grandes trabajos de Dafoe: The Florida Project, la película dirigida por Sean Baker por la que el actor fue candidato al Globo de Oro en 2018 y, por cuarta vez, al Oscar de Hollywood. Un premio, este último, que todavía no ha ganado.
Oportunidades no le van a faltar en el futuro porque su agenda está llena de proyectos en los próximos años. «Estoy atravesando un período en el que aún encuentro cosas interesantes que hacer. Todavía me encanta la aventura de ir a algún lugar y hacer una película. Y no una larga, sino algo que sea disciplinado y estricto», mantiene.
Plano personal
Sexto de los ocho hijos del doctor William Alfred Dafoe, cirujano, y su esposa Muriel, enfermera nativa de Boston, Dafoe conoció a la directora Elizabeth LeCompte en el Performance Group. Ambos se volvieron colaboradores profesionales, además de miembros fundadores de The Wooster Group, y comenzaron una relación. En 1982 la pareja tuvo un hijo, Jack. Tras separarse en 2004, Dafoe se casó de nuevo en 2005 con la directora y actriz italiana Giada Colagrande. La pareja pasa la mayor parte del año en Italia.