Izal ha vuelto al escenario desde el que en 2011 saltó a la fama, solo que esta vez el trampolín conduce a una piscina de la que nadie conoce el fondo. En franca retirada voluntaria y sin destino musical trazado, la banda ha querido despedirse en la Plaza del Trigo y hacer doblete en el Sonoroma Ribera, puesto que ayer por la noche fue cabeza de cartel en la segunda jornada nocturna.
El cantante navarro y su banda se han hecho esperar y hasta las 15.30 horas no ha aparecido el director del festival, Javier Ajenjo, para anunciar a un grupo que "ha sido fundamental" en la trayectoria del festival, no sin antes dedicar su homenaje del día a todos los trabajan para que el espectáculo de la música pueda continuar y agradecer al público que apoye la cultura. En cuanto ha dicho que el grupo sorpresa había protagonizado ayer "uno de los conciertos más importantes del festival", el auditorio ha estallado en un grito y se ha acabado la intriga.
Mientras el público de la Plaza del Trigo, que hoy ha cubierto su aforo máximo de 6.000 personas, se ha entretenido coreando alguna de las canciones que sonaban por megafonía, como Años 80 de Los Piratas, igual que si ellos mismos les dieran paso desde el escenario, o Indestructibles, de La Habitación Roja que ayer a estas mismas horas estaba en directo. Previamente, han disfrutado de un potentísimo concierto de Arde Bogotá, que ha regado con confeti a sus fans. El día ha amanecido nublado y menos caluroso que las dos jornadas precedentes, aunque con algo de viento.
Más fotos:
Mikel Izal ha recordado durante su actuación la "magia" de la Plaza del Trigo, todos los conciertos que han protagonizado en Aranda y la impresionante sensación que produce estar en un escenario en el que ha disfrutado con un Ribera y se ha despedido con una electrizante interpretación de La mujer de verde, coreada por miles de almas al unísono. Ni una ha desafinado. Eso también es magia.