«Sonorama se mide por el impacto: 13 millones en 2019»

P.C.P.-L.N.
-

Javier Ajenjo, director de este gran festival arandino, a celebrar esta semana, repasa en una entrevista con DB el pasado, presente, futuro y huella del certamen

«Sonorama se mide por el impacto: 13 millones en 2019» - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Maneja, porque no le queda otra, grandes cifras. Pero no deja de pensar que Sonorama Ribera «genera una riqueza a todos los niveles que pasa por estar en el mapa mental de la gente, por entender y asumir que un festival son 365 días al año, no 5» y que es responsabilidad de todos poder y saber crecer en «una tierra terriblemente complicada».

En 2019 tuvieron 110.000 personas, viernes y sábado con 30.000 por jornada. ¿Qué esperan este año?
Nos vamos a ir a 135.000 personas, aproximadamente, calculamos. No sabemos definir bien cómo va a ser esa fiesta de bienvenida, lo que sí que sabemos es que esa fiesta de bienvenida no se puede producir en el otro recinto, porque lo colapsamos en el año 19. Entonces ya se abre este recinto (El Picón), con una amplitud, con unos servicios, con unas barras, con un servicio de restauración adecuado, que además beneficia un día más a la gente que viene. Les damos la posibilidad de poder trabajar un día más, porque aquí trabajan 1.300 personas. Hay 600-700 músicos, 400 camareros, 300 personas de seguridad. Es que se olvida eso. La cultura no ha sabido poner en valor que es una industria y un motor brutal. Tenemos que hacerlo a base de cifras, no queda otra. El corazón no vale, hay que ser absolutamente aséptico. Todo el impacto se mide y eso se llama 13 millones de euros en 2019. Hacemos encuestas a más de 1.000 personas que sabemos de dónde vienen, lo que se gastan, en qué se lo gastan. Todo eso lo hemos aprendido, porque tenemos que financiar un festival de casi 5 millones de euros y si cogemos un cartel de hace 12 años o 13, el festival sigue valiendo lo mismo.

¿Y cómo se consigue eso?
Pues creciendo con cabeza. Hay que parar de crecer cuando no se puede, pero si tú puedes... Eso no quiere decir en número de gente, quiere decir en calidad. Este recinto está habilitado para 70.000 personas si quisiéramos, pero vienen 30.000. Y van a estar bien. Esas cifras, que al final es lo que se ve, hemos aprendido a hacerlas absolutamente tangibles. Nos sentimos a veces tristes de que las instituciones no vean el valor real de todo esto pero también nos sentimos afortunados de no haber dependido de ellas. El festival sigue por debajo de un 3% de esas ayudas. A nadie se le pasa por la cabeza vender por cientos de miles de euros estos dos escenarios que se llaman Ribera del Duero y Aranda de Duero. Y hay unos escenarios este año que no tienen nombre, no tienen marcas porque hemos decidido que no se puede, entre comillas, prostituir el valor de algo que es tan importante.

Con la pandemia aumentaron los costes de producción y ahora que estamos con una inflación de más del 10% y encima crisis de suministros y una industria que también ha sufrido lo suyo, ¿siguen en los 4,5 millones de presupuesto o se ha disparado?
Consideramos que vamos a estar entre un 10 y un 15% de sobrecoste del presupuesto estimado, algo que para nosotros es una preocupación, sobre todo porque veníamos con un déficit tremendamente importante. Podíamos haber estado hibernando, en barbecho, pero no lo hemos hecho. Hemos organizado los ciclos de Viva la vida, un Sonorama diferente el año pasado, seguramente el más difícil de nuestra vida, y nos sentimos muy orgullosos de haberlo intentado porque creo que toda la gente que nos ha cuidado, especialmente los sanitarios, todos los servicios esenciales... sentían que estábamos a su lado, haciendo las cosas bien, luchando por lo nuestro, igual que estaban haciendo ellos. Esto ha sido complicado porque obviamente nosotros hemos arrancado un festival con menos medio millón de euros.Y si 7.000 personas no se hubieran quedado con su bono pues igual no estaríamos haciendo esta entrevista. A veces pienso que Sonorama Ribera es algo que ni siquiera depende de nosotros. Pasa lo que tiene que pasar. Lo que además es inevitable. Por mucho que queramos, creo que al final el propio festival sabe más o menos sus propias necesidades y se autorregula... Porque nosotros vivimos en un continuo círculo. Jamás somos capaces de acabar. De hecho, nuestra responsabilidad por cumplir con todo el mundo que confió en nosotros hizo que el festival siguiera adelante, porque no podíamos parar, teníamos que pagar y se pagaba con las entradas del año siguiente. Y esto ahora es igual, porque cuando llegan las ayudas, cuando llegan los patrocinios, ya estás pagando el año que viene. Es una continua rueda, un eterno ejercicio fiscal y un eterno ejercicio de amor, de esfuerzo y de confianza. Hay muchos festivales donde no van los proveedores. Aquí todo el mundo había guardado su sitio, su espacio, sus días con su material. Y eso dice mucho del festival. Pero dice todavía más de la gente que confía en nosotros.

Denos alguna pista de las sorpresas del 25 aniversario.
Bueno, hay un concierto que tiene que ver con seguramente uno de los mejores músicos y directores musicales de este país, como es Charlie Bautista, donde va a dirigir una banda brutal y van a ir desfilando artistas importantes en estos 25 años, pero también artistas que tienen que suponer el futuro, porque si no estaríamos traicionándonos en eso. Y luego, respecto al regalo al 25 aniversario, solo voy a decir que la gente esté muy atenta por una cuestión, porque es impensable que eso pasara en otro sitio que no fuera Sonorama Ribera, porque hay que estar muy locos para hacer eso, muy locos. Es como tener en tu equipo a Cristiano Ronaldo y decir que no le tienes, y que de repente salga a jugar. Eso es lo que hemos hecho. ¡Y no es Rosalía! (Risas).

¿Qué concierto no se quiere perder por nada del mundo?
Como nunca hablo de ninguna banda española porque creo que todas son importantes, voy a recomendar a Future Islands, es una banda internacional que yo descubrí en Lisboa hace algunos años y que no sé de qué manera va a ser una banda a nivel mundial muy importante, pero van a hacer el único concierto de este año en España en Sonorama Ribera. Quiero pensar que cuando todo pasa por tener un precio te das cuenta de que hay cosas que no lo tienen. Y te das cuenta de que algo impensable se puede conseguir.Con este grupo lo hemos logrado de una manera tremendamente razonable. Porque nosotros somos un equipo pequeño que juega una división que no le corresponde. Y es así. Y jugamos con el corazón y tratando de convencer. Estos tíos vieron vino, lechazo, se vienen dos días, el festival está bien organizado, ¡que aquí ha estado Liam Gallagher, cuidado!... Aquí se han dado pasos tremendamente importantes para que algunos grupos internacionales vengan aquí simplemente por lo que ha habido. Estos 25 años también han hecho un poso grande. 

 

Quiero pensar que cuando todo pasa por tener un precio te das cuenta de que hay cosas que no lo tienen"

De todos los nombres, ¿quién cree que puede ser la sorpresa, quién la revelación y quién la consagración?
Se va a consagrar Shinova, por fin, una banda que merece mucho más reconocimiento del que tiene y que lo tendrá, porque tiene un talento brutal. La gran revelación van a ser Arde Bogotá y Ginebras. Y la sorpresa... Va a haber unos cuantos grupos que van a aprovechar muy bien su espacio.No voy a decir una banda pero creo que la sorpresa va a estar en el Escenario Charco, en esa puerta a Latinoamérica que hemos abierto. ¿Y en qué me baso? Pues en que, por ejemplo, una artista que ahora todo el mundo conoce como es Nathy Peluso hace 4 años actuó en el Escenario Charco y eso ahora es impensable que pudiera pasar. 

En una entrevista decía que para crecer hay que escuchar a la gente. ¿A quién escuchan y qué les dice?
Pues nos dicen que tenemos que mejorar muchas cosas, eso es lo primero que escuchamos. No hay nada mejor que una persona que te quiere y te dice las cosas que haces mal. Nosotros tenemos miles de personas que nos quieren y nos dicen las cosas que hacemos mal y que les gustaría que fueran mejorables. Y escuchamos que hay que poner más baños, sombras, que en el camping hace falta refuerzo de duchas y de baños... Somos un equipo gigantesco y el crecer... A veces entra el vértigo. Nosotros decimos dos cosas. Una, que siempre podremos volver a ser aquellos chicos que hacen un festival de 1.000 personas. Y dos, que Glastonbury es el festival de referencia a nivel mundial y se hace en un pueblo de 2.300 habitantes. Y alrededor se crea como una ciudad enorme donde se generan miles de puestos de trabajo. No estamos para perder esas oportunidades. No se puede crecer descontroladamente. Eso no puede ser. Nosotros no hemos pasado de tener un año 5.000 y al año siguiente 25.000. Al final esto tiene que ver con una coherencia, con una forma de hacer las cosas, y creo que en todo este tiempo se han tratado de hacer bien y creo que hemos dado pasos muy importantes, siempre de un año para otro. Siempre hemos sido mejores de un año para otro. Y eso conlleva aprender mucho, reflexionar mucho, trabajar mucho y confiar mucho en un equipo que es tan importante alrededor. 

¿Han tenido problemas para encontrar personal en este año en el que falta por toda España? 
El mundo de la música es muy pasional. Y cuando a un señor que trabajaba haciendo sonido le ofrecen un trabajo de electricista de lunes a viernes y de repente se ve en casa con su familia el sábado y el domingo, unas vacaciones de verdad en verano... Hay miles de personas que ya no están. Miles. Pero Sonorama Ribera es un festival que cuida y cuando tú cuidas no sueles tener problemas de encontrar a la gente. Pero aún así ha sido complicado en algunos ámbitos, porque necesitamos 400 camareros y no son fáciles de encontrar, menos en temporada de verano. Pero también tratamos de formarlos, que se impliquen, y haciendo eso lo conseguimos. 

¿Tienen miedo a estos pinchazos a mujeres que parece que están saliendo por todos los festivales? 
Tenemos miedo a la estupidez del ser humano. Creo que hay dos peligros: el insensato y la extrema delgadez de la piel que estamos adquiriendo. Todo nos preocupa, todo nos molesta y al final lo que tenemos que poner de alguna manera son soluciones. Mira, aquí hubo un año como una moda del punto violeta. ¡Qué triste que tenga que haber una moda y que no se vean las cosas como son realmente! Que tienen que ser respeto, educación y, sobre todo, una atención adecuada si eso pasa.En este festival existe. Hay un hospital de campaña, un puesto de atención psicológica, un puesto de Policía Nacional las 24 horas del día atendiendo cualquier altercado que se pueda producir. Lo que tenemos que decir es lo que decimos siempre, tanto por el pinchazo como por el que se tuerce el tobillo, en cualquier momento, alguien va a estar para ayudarte. Es lo que siempre nos ha dado la tranquilidad. Tenemos los recursos más que suficientes para dar una atención inmediata, estamos absolutamente preparados para ayudar y solucionar este tipo de problemas que, tristemente, existen. Por eso decía lo de la piel tan fina. Vivimos en un mundo donde están empezando a pasar cosas que no deberían pasar nunca. El mundo está absolutamente falto de valores y Sonorama Ribera es un festival que los tiene. Por eso estoy seguro de que se puede estar totalmente tranquilo. 

Tenemos miedo a la estupidez del ser humano. Creo que hay dos peligros: el insensato y la extrema delgadez de la piel que estamos adquiriendo"

¿Hay relevo para la organización de Sonorama Ribera?
Hay gente que lleva desde el primer día y sus hijos ya forman parte de la organización. Creo que es el ejemplo más claro y abrumador que se puede poner. Niños que han nacido mientras el Sonorama nacía y ahora forman parte del equipo. No hay mejor esperanza para que el festival continúe. Sobre todo hay una cuestión que a mí me tranquiliza mucho. Son mucho mejores que nosotros, por lo menos en preparación. Nosotros ya les enseñaremos algunas partes que echamos en falta, pero esas nosotros no las perdemos. Hablamos antes de valores. Nosotros no perdemos eso. Vivimos en un mundo que sí lo pierde. Y vamos a intentar a través de la educación, a través del compromiso, transmitir esa parte que a nivel técnico y de formación no necesitan, porque nos dan 20 vueltas. Eso tranquiliza bastante y nos enseña mucho.