El lunes que viene, 29 de agosto, se cumplirán veinticinco años desde que abrió sus puertas por primera vez La Rúa, el bar y sala de conciertos de Reyes Católicos. Con la misma edad que el Sonorama y siendo su responsable de la misma añada que Javier Ajenjo, la música sigue siendo el motor de este establecimiento que ha hecho del apoyo a los grupos locales y emergentes y la programación musical continua y estable su seña de identidad. «Estos 25 años han pasado volando. Ni me he enterado. Abrí con 24 años y es como si hubiera tenido una vida antes y otra después del bar. Vale que ha habido épocas mejores y peores, pero sinceramente no me puedo quejar. Me sigue apasionando como el primer día», afirma Antonio José Sancho, Jacho para quienes le tratan a diario.
Lo que empezó hace un cuarto de siglo como un bar de grandes dimensiones (tiene casi 300 metros cuadrados) que gestionaban tres socios, mudó con el tiempo en uno de los grandes refugios para la música una vez que Jacho se quedó como tutor en solitario. «Recuerdo que abrimos en agosto porque no llegamos a las fiestas de San Pedro, como era nuestra intención, y que lo que queríamos era darle una vuelta a la hostelería abarcando desde el café, a la caña y la copa, algo que no estaba tan arraigado entonces. De hecho nadie daba un duro por nosotros. La música estable vino después y el concepto ya fue otro», añade.
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