1 · Sepulcro de Gonzalo Díez de Lerma: Jano y la prudencia
Se trata de la capilla funeraria del canónigo Gonzalo Díez de Lerma, cuyo sepulcro, obra de Felipe Bigarny, se encuentra en el centro, y de su familia.
A la hora de analizar un sepulcro lo primero que hemos de hacer es identificarlo, es decir, ver a quién pertenece. En este caso no vemos una inscripción en la que aparezca el nombre del difunto, pero sí su retrato y su escudo de armas. Isabel del Río, en La obra de Felipe Bigarny, nos dice que este, siguiendo la tradición gótica de tratar los rostros con gran realismo, nos ha dejado un retrato del canónigo en el que se refleja la tristeza y el aislamiento en que se encontró los últimos años de su vida. En relación con su heráldica tenemos motivos que aluden a la Reconquista, concretamente la media luna, alusión al infiel, y la cruz que la familia de los Lerma ganó en la batalla de las Navas de Tolosa de 1212.
Tras la identificación hemos de atender a la iconografía funeraria que presenta el sepulcro, en este caso, en la cama troncopiramidal, propia del renacimiento. En un sepulcro podemos encontrarnos con temas en relación con la vida de Jesús, garantía de nuestra redención, la descripción de las exequias fúnebres, la presencia de santos y la representación de las virtudes.
Sepulcro de Gonzalo Díez de Lerma: la PrudenciaEn la tumba de don Gonzalo tenemos los dos últimos motivos citados: por una parte la presencia de santos, concretamente san Francisco y san Jerónimo, que han de interceder por el alma del difunto; por otra las virtudes en la idea de que don Gonzalo merece alcanzar la salvación por haber sido en vida un hombre virtuoso.
Las virtudes representadas son la fe, con cáliz y cruz, la esperanza, una mujer en actitud de rezar, la justicia con la espada y la prudencia con el espejo. Es el momento de centrar nuestra atención en la figura de Jano, presente aquí en la representación de la prudencia.
Jano, el dios de la dos caras, hijo de Creusa y Apolo, se lanza a la conquista de Italia en donde funda la ciudad de Janícula. Saturno/Cronos, destronado por Zeus/Júpiter y expulsado del Olimpo, es acogido por Jano y, como muestra de agradecimiento, trae a los hombres las leyes, la agricultura, etc. , instaurándose en su honor las fiestas de las Saturnales.
Capilla del Condestable: 'Vultus Trifons'.Jano será un dios muy adorado en Roma, siendo su culto instaurado por el legendario rey Numa Pompilio al construir en su honor un templo. Gracias a él los hombres del Lacio, como dice Emilio Asensio en su estudio sobre la mitología en la emblemática, conocieron tiempos de abundancia y paz, abandonando su vida salvaje y civilizándose. Se dice que el templo de Jano en Roma abría sus puertas en tiempos de guerra para que el dios saliera a luchar contra los enemigos de los romanos y que cuando llegaba la paz se cerraban para que el genio de la paz no pudiera escaparse de Roma.
En la capilla de la Presentación tenemos en el sepulcro de Gonzalo Díez de Lerma, como ya he dicho anteriormente, la imagen de la Prudencia por medio de Jano bifronte: el rostro barbado, símbolo del pasado, y un rostro más joven, símbolo del porvenir. El hombre prudente tiene en cuenta el pasado, lo que Cicerón llama “Memoria”, y prevé el futuro, “Providencia”, a la hora de obrar con “Inteligencia” en el presente. La Prudencia se suele representar con el Jano bifronte, siendo la cara un tanto mayor y barbada la imagen del pasado y la cara más joven el futuro. Así lo podemos ver en el sepulcro de Gonzalo Díez de Lerma. Aparece con un espejo pues para ser prudente se requiere que uno se conozca a sí mismo.
No siempre el anciano alude al pasado y el joven al futuro. En el siglo XVII Sebastián de Covarrubias nos deja un emblema sobre la prudencia en donde el rostro joven representa el pasado y una calavera el futuro, con un mote sacado de la Metamorfosis de Ovidio que dice así: “Fíjate en lo que fui y en lo que soy”. Claramente nos refleja el paso del tiempo en relación con las edades de la vida, dándonos a entender que esta vida es transitoria, razón por la que hemos de actuar en ella prudentemente.
2 · Capilla del Condestable: Saturno y Jano como dioses del tiempo
Saturno/Cronos, teniendo en cuenta el mito en el que se tragaba a sus hijos para que no lo destronaran, pasa a ser el dios del tiempo, pues este todo lo devora, idea de que el tiempo pasa y nada permanece. Uno de sus atributos es el reloj con alas, tal y como podemos ver en la fachada de la capilla de nuestro cementerio, idea del carácter transitorio y pasajero de esta vida que corre volando.
Jano refuerza esta idea del tiempo fugaz representando las dos caras el pasado y el futuro. Séneca dice que la vida se resume en tres épocas, la pasada, objetivamente cierta, la presente, muy breve, y la que está por venir, ciertamente impredecible. ¿ Por qué en el Jano bifronte no se representa el presente? René Guénon en Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada nos dice que entre el pasado que ya no es y el porvenir que no es aún, en el presente no muestra a Jano su imagen porque es un instante inasequible.
En la capilla del Condestable, en la que se representan los vicios de la humanidad, un Jano bifronte nos da a entender el carácter transitorio de esta vida, idea corroborada con la presencia de una calavera, símbolo de la muerte. Sin embargo, al margen de lo comentado por René Guénon, también tenemos como imagen del tiempo que pasa un Jano trifonte, es decir, la representación del pasado, presente y futuro. El llamado “Vultus Trifons”, cuya representación surge a partir del siglo XIV, tiene tres caras, de rasgos físicos similares, y muestra cuatro ojos pues sólo una de las caras mira al frente y las dos laterales aparecen de lado.
3 · Jano y los santos Juanes: los solsticios
René Guénon pone como atributo de Jano, Señor de los tiempos, dos llaves en alusión a las puertas solsticiales, “Ianua Caeli” y “Ianua Inferni”, que se corresponderían respectivamente con el solsticio de invierno y el de verano.
La Iglesia, en un intento de cristianizar lo pagano, pondrá los solsticios en relación con los santos Juanes. El solsticio de verano es el 21 de junio, el día más largo del año pues, a partir de aquí, los días se van acortando. Es este día cuando se supone que nació Juan el Bautista, al que se le atribuye la frase, en relación con el hecho de que a partir de ahí los días van a ser más cortos, “es preciso que Él crezca y que yo disminuya”.
El solsticio de invierno, en diciembre, se pone en relación con san Juan el Evangelista. A partir de aquí los días se van haciendo más largos a costa de las noches, anunciándose el nacimiento próximo del auténtico sol, Cristo, quien, como dice Charbonneau-Lassay, domina el pasado y el porvenir, es alfa y omega, es decir, principio y fin de todas las cosas, sustituyendo como “Señor de los Tiempos y de la Eternidad” a Jano. Cristo en su acepción de “Cronocrator”, es decir, Señor del tiempo, en muchas representaciones se va a ver acompañado por los santos Juanes solsticiales. Es frecuente la presencia de ambos en muchas obras de arte, caso por ejemplo del sepulcro de don Pedro Fernández de Vaca, en el actual museo catedralicio, en donde aparecen en sendos medallones renacentistas.
4 · Jano trifonte como símbolo de la Trinidad y de Lucifer
Jano Trifonte ha sido una de las fórmulas iconográficas utilizada para representar la Santísima Trinidad. Así lo interpreta María Jesús Gómez Bárcena, en su estudio sobre los sepulcros góticos burgaleses, en el caso del trifonte que aparece por encima de San Miguel en el sepulcro del infante Alfonso de la Cartuja de Miraflores. Se trata de un tema que surge a finales del siglo XIV, pero en 1628 el papa Urbano VIII prohibirá este tipo de representación que, por otra parte y en otro contexto, también se ha interpretado como la trinidad demoníaca.
5 · Jano y el calendario: enero
Jano es el dios de las puertas que protege las entradas y salidas. Así, San Isidoro nos dice que a él se le consagra el mes de enero, de suerte que en el calendario pintado en la cripta de San Isidoro de León tenemos al dios Jano cerrando la puerta del año que acaba, el pasado, y abriendo la del nuevo que comienza, el futuro. Aquí se puede ver su tradicional iconografía de las dos caras, el llamado Jano bifronte.