A diferencia de la pesca, donde es posible devolver el pez capturado al agua sin daño alguno a través de la modalidad ‘sin muerte’, en la caza solo se puede prohibir (definitiva o temporalmente) o, en su defecto, reducir el número de piezas máximo a cobrar por el cazador. El término ‘prohibición’ es polémico y se ha suavizado bajo la denominación técnica ‘cupo cero’, que esta llamada a intentar salvar a las numerosas especies de aves silvestres cazables que se creían abundantes, pero que los estudios científicos han demostrado que se encuentran en grave riesgo.
La tórtola común ha sido la última en estar protegida bajo el ‘cupo cero’, lo que significa que a partir de esta media veda ya no se podrá cazar, al menos hasta que sus poblaciones se recuperen no solo en la provincia de Burgos sino a lo largo y ancho de todo el continente europeo. La Junta de Castilla y León subraya que este ave migratoria mantiene su condición de especie cinegética, «pero en la práctica no puede ser, al menos temporalmente, objeto de caza».
En la última temporada de la que se tienen datos, la 2019-2020, en Burgos se capturaron 3.275 tórtolas, la mitad de las que se mataban hace un década. Son números se quedan pequeños con las capturas que se contabilizaron en provincias vecinas como Salamanca (8.465) o Zamora (6.019), donde es más abundante. Hubo años -y no hace muchos- que en España se alcanzaba el millón de capturas de esta pequeña colúmbida.
Cacen donde se cacen, estas aves proceden del mismo lugar, el norte de Europa, y allí su población ha menguado extraordinariamente hasta ponerla en clara situación de riesgo. El problema no son tanto -aunque también- las escopetas que las apuntan y disparan a lo largo de toda su emigración a través del continente (Francia, España o Italia), sino que sus hábitats han cambiado o han desparecido por la enorme presión de la agricultura intensiva.
La crítica situación de la tórtola, explica Ana Carriondo, responsable de Programas de Conservación de SEO Birdlife, es específica de su especie, pero es extensible a otras aves con las que comparte hábitat, especialmente la codorniz, que incluso atraviesa por momentos mucho más críticos y con tasas de declive de entre el 50% y el 60%.
(Todos los detalles, en la edición impresa)