El trabajador de Maxam falleció aplastado, no de un infarto

I.E.
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La investigación establece que no murió por causas naturales, como se dijo, sino que quedó atrapado entre un volteador giratorio de material y un contenedor en la fábrica de explosivos del Páramo de Masa

El furgón de la comisión judicial se llevó el cuerpo el pasado viernes. - Foto: Alberto Rodrigo

La investigación sobre la muerte de un trabajador el pasado viernes en la fábrica de explosivos Maxam, en Quintanilla Sobresierra, ha establecido que C.G.S. no sufrió ningún infarto sino que fue aplastado por una máquina con la que trabajaba en la gestión de residuos de madera -sobre todo de palés- y de cartón. El empleado, según la investigación, quedó atrapado entre un volteador de material -que es giratorio- y el contenedor donde se depositan los desechos. Al parecer, el mecanismo del aparato se acciona desde una caseta, pero empieza a funcionar tras unos segundos. Se ignora el motivo por el que la víctima se acercó tanto a la máquina que acabó matándolo.

El resultado de la autopsia, por tanto, confirma la primera hipótesis que mantuvo la Guardia Civil, la del aplastamiento, a la que llegó nada más observar la posición y el lugar donde había quedado el cuerpo. Fuentes sindicales de la empresa comentaron en un principio que el hombre padecía problemas de corazón y podría haber sufrido un infarto en su lugar de trabajo. De hecho, señalaron que aparentemente no presentaba signos de haber sido golpeado por ninguna máquina, que tan solo se observaba algún arañazo o herida en el cuerpo.

El accidente laboral -ya se puede decir que lo es- ocurrió el pasado viernes a las 9,20 horas. Un operario de la planta de Quintanilla Sobresierra halló el cuerpo de C.G.S. en su puesto de trabajo -un lugar de paso no muy habitual donde el hombre trabajaba solo- entre el volteador y el contenedor. Como estaba erguido, en un precario equilibrio, le preguntó que si estaba bien, tras lo cual  el cuerpo se desplomó sin vida.

El servicio de emergencias 112 de Castilla y León envió el helicóptero medicalizado de Sacyl, pero los sanitarios no pudieron hacer nada por salvar su vida. La Guardia Civil envió a su equipo de Policía Judicial para investigar la muerte. La víctima era natural de Pozancos, un pueblo al lado de Aguilar de Campoo. Fue enterrado el pasado sábado en la iglesia parroquial de su pueblo.