En el homenaje póstumo que la Universidad de Burgos ha querido realizar a Emiliano Aguirre, padre del proyecto Atapuerca y de la paleontología humana en España, se ha hablado del hombre y del científico, del maestro y mentor, del colega y el visionario y del investigador que abrió camino en nuestro país formando equipos multidisciplinares. La directora del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (Cenieh), María Martinón Torres, ha abierto el turno de intervenciones pidiendo un 'bravo' para Aguirre por crear escuela y cantera de científicos españoles. A continuación han hablado los tres codirectores del Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA), mostrando la faceta más personal del paleontólogo. Juan Luis Arsuaga lo ha definido como un "hombre de estilo, categoría, clase, elegante, de actitud estoica, culto pero no pedante". José María Bermúdez de Castro ha destacado que "vivió por y para la ciencia" e hizo posible un cambio de mentalidad; "su genio y su figura quedarán para siempre". Y Eudald Carbonell ha reconocido tener aún "un nudo en la garganta y el corazón" por la partida de quien fue su maestro, colega y amigo.
Desde el Jardín de la Sabiduría, y junto al pino piñonero que lo recuerda por haber recibido el título Honoris Causa de la UBU, el presidente de la Fundación Atapuerca, Antonio Méndez Pozo, ha enumerado algunos de los telegramas que la entidad ha recibido, empezando por el de la reina emérita doña Sofía, presidenta de honor de la Fundación, pasando por la viuda de Emiliano Aguirre y el propio rey Felipe VI, que trasladó ayer sus condolencias personalmente a Juan Luis Arsuaga. Méndez Pozo ha destacado después la "visión y estrategia" que tuvo para fundar el proyecto Atapuerca, "su verdadero legado".
El director general de Patrimonio de la Junta, Gumersindo Bueno, ha hecho referencia a su trabajo en la sierra, pero también en yacimientos sorianos. Y sobre todo ha reconocido "el mérito especial por haber convertido Atapuerca en un lugar de reflexión y de transmisión del conocimiento".
El presidente de la Diputación, César Rico, y el alcalde, Daniel de la Rosa, han desgranado lo que supone para la provincia y la ciudad tener en Burgos unos yacimientos que son Patrimonio Mundial y un Museo de la Evolución Humana que acompaña el relato, dos emblemas que tienen su raíz en el trabajo de Emiliano Aguirre. El edil, por su parte, ha avanzado que, aunque tiene una calle en Burgos, "la ciudad aún le debe mucho" a Aguirre, por lo que el Ayuntamiento baraja tramitar un reconocimiento póstumo.
Por último el rector, Manuel Pérez Mateos, ha hecho hincapié en el legado de Aguirre en la UBU, donde trabajan "25 destacados investigadores permanentes".
El acto, que ha durado algo más de 45 minutos, ha comenzado con la Introducción del 'Réquiem' que Javier Centeno compuso y dedicó a Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet y ha concluido con el Gaudeamus.