Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Castellano

25/05/2021

Recomiendo vivamente la lectura de “Castellano”, la última obra de Lorenzo Silva. Si ustedes creen en Castilla y León y están preocupados por su situación y su futuro, recibirán un fuerte chute de energía y autoestima. Y recuperarán para su bagaje vital dos conceptos muy en desuso: dignidad y orgullo. Lorenzo Silva no traza una novela clásica, sino que va inteligente y sentimentalmente mezclando la rebelión comunera con sus experiencias personales y con reflexiones sobre el origen y la formación del carácter castellano y el triste destino que esperaba a esta tierra tras la tragedia de Villalar. Y lo hace basándose en una excelente documentación, en las aportaciones de de mentes como las de José Antonio Maravall y Joseph Pérez y en las sensaciones que le van produciendo sus viajes y estancias en escenarios de aquella guerra y en lugares donde Castilla, lo castellano, dejó una impronta que todavía perdura, especialmente el idioma, una lengua universal. No hay nostalgia ni lamentos ni división maniquea entre buenos y malos; priman los hechos, la construcción de una forma de ir y entender la vida desde Fernán González hasta los hombres que levantaron Lima, La Habana o Manila. Silva, hijo de andaluz y salmantina, criado en un barrio de Madrid, reconoce que nunca se sintió de ninguna parte. Comenzó a picarle el gusanillo de lo castellano tras oír barbaridades sobre Castilla en Barcelona y después de escuchar, casi por casualidad, el disco de Nuevo Mester de Juglaría basado en el poema de Luis López Álvarez. Esa epopeya le llevó a interesarse por los comuneros y a investigar qué pasó, que pudo haber pasado y qué llevó a Padilla, Bravo, Maldonado, Zapata, Acuña y sus mesnadas a plantarle cara al hombre más poderoso del mundo. Y a descubrir cuanto de castellano hay en él, que hasta ahora había permanecido oculto, quizás por lo que escribe en la página 343: “Se puede ser castellano sin necesidad de andarlo proclamando con aire solemne ni de ponerse en pie con la mano en el pecho cuando suena un himno”. Tal vez en silencio, pero con la emoción, el orgullo y la dignidad que están presentes en “Castellano”.