El próximo 6 de agosto finaliza el primer pago del Impuesto de Bienes e Inmuebles, que representa la mayor fuente de ingresos del Ayuntamiento de Miranda. Aproximadamente uno de cada cuatro euros que engrosan las arcas municipales llegan por este concepto. Para 2020, el Presupuesto reflejaba una previsión de 10,8 millones de euros, aunque los responsables del equipo de gobierno asumen que no se alcanzará esta cantidad. Lo saben porque conocen el dato del padrón, documento base para girar los recibos del IBI, que rebaja la recaudación hasta los 9,7 millones de euros, por lo que el agujero superaría el millón de euros.

La concejala de Hacienda, Matilde Fernández, no oculta la disparidad entre los datos. Por una parte reconoce que "esperábamos más ingresos" pero avanza que cuando termine el año "no habrá esa diferencia de un millón, ni mucho menos". Para argumentarlo, enumera varios factores no incluidos dentro del padrón, que provocarían un aumento de la recaudación.

El primero es la compensación que las administraciones locales hacen al Ministerio por el IBI que no cobra a las cooperativas o entidades religiosas que tienen centros escolares, como sucede en Miranda con Sagrados Corazones y Sagrada Familia. En 2019, el Ayuntamiento ha reclamado por estos conceptos 95.000 euros, una cifra que rebajaría el desfase al millón, por lo que la previsión quedaría muy lejos de la realidad.

Otro concepto que aumentaría los ingresos es el de "bienes de características especiales", detalla la concejala, aunque en el Presupuesto el cobro de estos elementos aparece por separado y en su epígrafe figura una previsión de 6.000 euros. La cantidad saldría de las autopistas que tienen parte de su recorrido en el término municipal. Respecto a 2019 existe una diferencia significativa, ya que en ese ejercicio fue el último año en el que se cobró a la AP-1 -después se convirtió en vía libre de peaje- y en total el Ayuntamiento fijó una recaudación de cerca de 200.000 euros.

Pese a las esperanzas de aumentar la recaudación por diferentes vías, la concejala de Hacienda asume ya que "no vamos a cubrir", las previsiones. El cálculo recuerda que se realizó en septiembre de 2019 y, "como se hizo tan pronto", añade Fernández, el Ayuntamiento tampoco tenía cerrado el dinero que iba a ingresar por el IBI. La cantidad total al cierre del ejercicio fue de 10,2 millones, lo que ya dejó una diferencia respecto a lo presupuestado de medio millón de euros porque la previsión ascendía a 10,7. Fernández asegura que este desfase se desconocía cuando establecieron el avance para 2020.

De esta manera asumen que partirán con un descenso en la recaudación del IBI, aunque Fernández despeja dudas sobre la salud económica del Ayuntamiento y matiza que "me imagino que los gastos tampoco se van a cubrir al 100%", por lo que espera que el agujero en los ingresos se resuelva sin problemas.

Al margen de esta postura, también es difícil que el Ayuntamiento cobre los 9,7 millones del padrón ya que hay que considerar otros factores como la morosidad. Los responsables municipales han destacado que estarán muy atentos a este elemento, porque es un año en el que el coronavirus puede hacer que aumenten los impagos, que pueden hacer más grande el agujero de 1,1 millones de euros.

Primer pago. El primer pago de los tres recibos en los que se divide el IBI urbano se cobrará mayoritariamente el 5 de agosto, porque ese día el Ayuntamiento pasará el impuesto a los vecinos que lo tienen domiciliado, que son "más de 70%", advierte Fernández. Ese día también tocará el IBI rústico, con el que según el padrón el Ayuntamiento ingresará 256.000 euros. En este caso respecto a las previsiones hay una aumento de 31.000 euros.