La venta de automóviles no es ajena a la crisis sanitaria. Los concesionarios burgaleses han sufrido en 2020 y mantienen sus cautelas de cara al año que comienza, máxime cuando tienen que lidiar con la subida del impuesto de matriculación vigente desde el 1 de enero, entre 750 y 800 euros añadidos a la compra de un turismo. Carlos Arce, presidente de la patronal provincial Aconauto, insiste en el mensaje de no penalizar a un sector industrial y comercial estratégico, inmerso en un proceso de renovación del que Burgos no puede quedar al margen. Pese a las grandes dificultades a las que se enfrentan, prevé que 2021 va a ser un año importante si se logra la seguridad sanitaria, en el que el coche eléctrico y la implantación de la red de cargadores tendrán gran protagonismo.
¿Qué balance hacen del 2020?
Ha sido un año malo. Han caído entre un 30% y un 35% las ventas, lo que es un descenso importante que atribuimos al efecto covid y a los confinamientos. Estuvimos sin actividad desde mediados de marzo hasta finales de junio. La indecisión ha presidido todas las ventas y ha retraído el mercado, aunque ha habido campañas agresivas de precios por parte de los fabricantes a partir de julio. El cliente sigue siendo reticente a cambiar de coche salvo que no le quede más remedio. Terminamos el año e iniciamos 2021 con una sensación extraña por las medidas adoptadas por el Gobierno, porque somos el único país que va a aumentar impuestos [el de matriculación] en un momento de crisis y no es fácil asumir este esfuerzo. Es verdad que diciembre ha servido para sacar unidades de vehículos en stock por la inminente subida de impuestos pero, aún así, esto no es bueno.
La subida del impuesto de matriculación ha encarecido la compra desde el 1 de enero.
Nos preocupa porque estamos en un momento de recesión y necesitamos reactivar las ventas. Si aumentamos los impuestos sobre el coche lo encarecemos, entre 750 y 800 euros de media en los que no son de cero emisiones. Y estamos hablando de una parte muy importante del mercado la afectada por esta subida. Parece que el Gobierno tiene dos cabezas a la hora de tomar decisiones: por un lado, apuesta por la descarbonización y por el fomento del coche eléctrico y, por otro, aumenta los impuestos en un momento en el que la economía no funciona. Necesitamos un mensaje claro...
¿Por ejemplo...?
Que se aumenten las ayudas a los eléctricos sin una limitación en su precio (pues son vehículos más caros). El Plan Moves debe ser más ambicioso y ganar en atractivo porque no se está alcanzando el nivel de ventas deseado. También necesitamos que aumenten las ayudas encaminadas a desguazar coches. Tenemos el parque automovilístico más antiguo de Europa, con una media de 12,7 años. La única manera de renovar parque es incentivar que los más antiguos vayan al desguace, si no, la gente seguirá circulando con vehículos que contaminan ocho veces más que uno nuevo. Necesitamos que el Estado dé un mensaje claro al ciudadano. Estamos hablando de un sector que supone el 10% del PIB y el 9% del empleo, que genera inversiones en I+D+i y que está ante una oportunidad de cambio que no debe dejar pasar. Si esta industria se va, no va a volver. El automóvil da valor y fija el talento que tanto nos hace falta en este país.
¿Cómo van a responder los concesionarios a la subida de impuestos?
Las marcas tomarán medidas, pero está claro que los concesionarios no podrán asumir ese alza en los precios. Las previsiones de ventas para 2021 son cautas y habrá que ver cómo evoluciona el año. Esta claro que nuestro camino es más cuesta arriba. Nuestros esfuerzos se centrarán en el segundo semestre, una vez que pase el miedo y los casos de contagios caigan. Todo es una incógnita, pero creo que saldremos de la pandemia con más ganas de vivir el presente y de disfrutar del momento. La idea de vivir el presente nos ayudará a salir mejor de la situación. En verano se toman más decisiones de compra y, si hay seguridad sanitaria, la gente se animará. Hasta entonces, habrá opciones y ofertas pero todos estamos a la expectativa de lo que suceda con la pandemia.
¿Cuál es el futuro de los concesionarios de Burgos?
Todavía quedamos algunas empresas familiares pero somos la rara avis en el sector. Nuestro futuro está en la especialización en marcas premium, pues las generalistas ya están copadas por los grandes grupos. La estrategia de la innovación, de la cercanía al cliente, de la digitalización y de la descarbonización es fundamental. Vamos a ver una gran apuesta por el coche eléctrico y la implantación de los enchufes. Las empresas familiares, al ser más pequeñas, podemos actuar de una manera más rápida que los grandes grupos. En Aconauto somos 8 concesionarios y si sumamos la totalidad de la provincia superamos el millar de trabajadores. Nuestra intención es mantener el empleo, pero si el mercado sigue cayendo será muy complicado.
¿Respalda suficientemente la ciudad a un sector comercial tan importante?
Hemos vivido un año muy especial y ha habido proyectos que no hemos podido realizar por la pandemia. Notamos al Ayuntamiento receptivo ante nuestras demandas, pero no está por la labor del uso privado del suelo público para hacer la feria de coches usados, por ejemplo. A nosotros nos gustaría que la ciudad planificase la construcción de un recinto ferial, no solo para nuestro sector sino para el uso de toda la industria y diferentes colectivos económicos. Sabemos que es difícil y que tardará tiempo. Burgos necesita más opciones para dinamizarse.
El desarrollo del vehículo eléctrico también pasa por una apuesta municipal decidida para instalar punto de recarga.
En el tema de la descarbonización hemos propuesto la instalación de cargadores eléctricos públicos de potencia adecuada -que no existen- para que nuestros clientes tengan mejor acceso en la ciudad a esta fuente de energía. Nosotros hemos ofrecido instalar nuestros cargadores en suelo municipal cedido por el Ayuntamiento, aunque hay que encajar esta oferta porque nosotros no podemos facturar energía. Entendemos que para la ciudad es algo muy importante y que se está quedando atrás en esta apuesta. Está muy bien que se prohiba circular a más de 30 kilómetros por hora por una calle, pero no se pueden olvidar los cargadores eléctricos. Necesitamos una apuesta clara en este sentido porque Burgos es un nudo estratégico de comunicación. No obstante, la legislación se tiene que mover a la misma velocidad en la que se suceden las cosas y la tecnología, en este campo, va mucho más rápido que la norma. Pero es un tren que debemos coger, máxime cuando tenemos una industria del automóvil potente y cuando ahora llegan las ayudas europeas. 2021 va a ser clave en este sentido, estamos en un punto de inflexión en la tecnología eléctrica.
¿El cliente está realmente concienciado con el coche eléctrico?
Le preocupa la pegatina y cada vez más. Quiere cumplir con la normativa comprando un vehículo más limpio, pero haciendo sus números, máxime cuando existen diferencias de precios entre un vehículo de combustión y uno eléctrico. Pagar más dinero por algo a lo que no está obligado de momento no es fácil. El consumidor es muy realista y se adapta a lo que puede, máxime en un momento de crisis y de incertidumbre económica.
¿Y el vehículo compartido?
Varios de nuestros asociados ya están apostando por esta fórmula y creo que el futuro pasa por el pago por uso del vehículo. Todos los concecionarios tendremos que dar esta opción a nuestros clientes. Hay que superar aún el concepto de propiedad, algo muy español, aunque la gente joven tiene más asumido la idea del coche compartido gracias al dominio de las nuevas tecnologías. Burgos es una capital pequeña, pero podría ser un ejemplo en este campo. ¿Por qué no situar puntos estratégicos en su entramado urbano para el alquiler de coches pequeños o bicicletas eléctricas a través del teléfono móvil?
¿Se imagina el coche compartido como complemento al nuevo mapa de autobuses urbanos?
Por ejemplo... O de bicis eléctricas. Hay que dar pasos y el primero es evitar el pago de aparcamiento a los coches eléctricos. No han contado para nada con nosotros para desarrollar el plan de movilidad municipal. Escuchar a los que realmente tenemos algo que decir en este tema no estaría nada mal, siempre se puede mejorar algo. Insisto en que necesitamos enfoques claros en este tema y no peder el rumbo.
¿Compraremos coches por internet sin pisar el concesionario?
Sí, ya hay opciones. Las redes de distribución van a seguir existiendo pero va a cambiar la forma de vender el coche. Te podrás configurar tu modelo en internet y la negociación de la compra se cerrará online, pero habrá que tocar el coche antes de hacer todo eso. Es necesaria la intervención de la ley de competencia, para evitar monopolios en las ventas y en los precios. Las nuevas generaciones son más valientes en este sentido, aunque un lugar físico de entrega, donde se atienda presencialmente, tiene que existir. Es posible que estos procesos se aceleren tras la pandemia.
¿Les preocupa que haya una burbuja en la financiación de los coches por la fórmula del renting a particulares, los coches a 200 euros al mes?
Nosotros derivamos esta cuestión a las financieras. Dejar de pagar el coche supone perder el bien y es de las últimas cosas que un cliente quiere perder, sumando a ello lo pagado y los intereses por los incumplimientos de cláusulas.
¿Han aumentado este tipo de problemas con la debacle de 2020?
Hemos visto gente que necesita vender su coche para generar liquidez. No es un gran número, pero antes de incumplir con la financiera, muchos optan por vender el coche y pagar las cuotas para no figurar en las listas de morosos. No hemos visto embargos. Creo que los vehículos se van a seguir vendiendo por cuotas porque el pagar grandes cantidades de dinero de una sola vez no está dentro de los planes de la gente. Si el tipo de interés es razonable, es más inteligente maximizar la inversión y destinar solo una parte de los ingresos al coche. El renting es el futuro y permite que el ciclo de cambio de coche sea mucho más rápido, cada 4 o 5 años, y que no lleguemos a coches de 12 o de 20 años como ahora. Es la mejor forma de renovar la flota y es lo que está ocurriendo en Europa. El concepto de propiedad de un coche va a cambiar. La gente quiere un coche nuevo, al que destina una parte fija de su sueldo y cuando tenga un tiempo lo sustituye con un valor todavía alto por otro nuevo. Con la crisis, el nivel de ingresos cae fuertemente, se genera un empleo de peor calidad y más inestable, lo que provoca que la gente no pueda hacer los ciclos de cambio. Conseguir que la gente consuma con sueldos pequeños es muy complicado. Subir el salario mínimo está bien, pero creo que lo más importante es fijar el talento, evitar que la gente se nos vaya y que existan facilidades reales para crear y mantener una empresa.