Más de dos años han pasado desde la salida de José Manuel Pérez Ovejas de la bodega familiar, de manera sorpresiva e inesperada. Dos años en los que, además de convertirse en asesor técnico al grupo Juvé & Camps, ha estado trabajando en crear su propia bodega, con el apoyo de su mujer y el beneplácito de Benjamín Pérez Pascuas, su padre. «Me apoyó, siempre que me ve a mí contento él está contento, es mi referencia, mi maestro y he aprendido mucho de él», reconoce una vez más Pérez Ovejas, sin olvidarse tampoco de su madre en este reconocimiento al apoyo recibido en estos meses.
Ahora, los 30 años de experiencia en el sector los va a volcar en Dominio de Calogía, la nueva bodega que ha creado de la nada en las 20 hectáreas de viñedo viejo familiar que tienen entre Roa de Duero y Pedrosa, en un pago que lleva el nombre que ha tomado prestado como apellido de sus creaciones, que llevarán su propia firma. «Mi idea es calidad extrema y producciones muy ponderadas, pequeñas. Eso es lo que es el concepto de bodega boutique», recalca José Manuel Pérez Ovejas.
Boutique, estilo domaine, son términos técnicos del mundo enológico que se utilizan para definir una forma específica de elaboración, que busca producciones limitadas para controlar al máximo el detalle. «Tenemos 120.000 litros de capacidad máxima, una producción para trabajar de manera holgada pero no es la filosofía, sino la de elaborar producciones pequeñas, dependiendo del año, sobre todo disfrutando de la elaboración y dando prioridad a las grandes, grandes cosechas», como explica Pérez Ovejas, que reconoce que quiere «imprimir a los vinos identidad propia».
Para ello, el diseño de las instalaciones de la bodega también se ha cuidado desde el inicio, alejándose del concepto de bodega que se tiene en Ribera del Duero. «Un concepto de construcción más vanguardista, más funcional, pero con la experiencia de haber visto muchas bodegas de España, de Italia y de Francia, que también me ha permitido tener una visión más amplia a la hora de hacer el diseño», explica, con la mirada puesta en que el edificio sirva para el fin último que es «manejar la producción que yo quiero hacer, todo muy funcional, muy bien pensado y muy al detalle en la construcción, en el desarrollo, para poder elaborar el vino cada cosecha me permita hacer, reflejando el trabajo, esfuerzo, sacrificio e ilusiones».
Gran expectación. En el mundo del vino, quien más quien menos sabía que Pérez Ovejas se había embarcado en el proyecto de crear su propia bodega, pero hasta ahora no ha querido presentarlo en sociedad. «Ha sido un trabajo en silencio, con discreción, porque hasta que no ha habido bodega y vino no tenía mucho sentido», recalca José Manuel, que si tiene que resumir su objetivo en esta nueva bodega tiene muy claro que «se trata de elaborar el mejor vino posible partiendo de la materia prima, en un viñedo con producciones controladas y buena maduración fenólica».
En los cuatro días que lleva siendo pública la salida al mercado en septiembre de Dominio de Calogía by José Manuel Pérez Ovejas, la reacción del sector ya le ha sorprendido. «No quiero dejarme llevar por la inercia del mercado porque realmente, no sé cómo, pero hay muchas expectativas creadas desde el punto de vista del mercado y todo el mundo está esperando el vino», confiesa su creador, que ya ha trabajado con dos cosechas.
Esta respuesta de los amantes del vino le lleva a pensar en cómo afrontar lo que podría ser una demanda superior a la producción. «La idea que tengo es comercializarlo mediante cupo para administrar la escasez y que vaya lo más repartido posible», explica, para recalcar a continuación que «la bodega nace con una vocación exportadora y la filosofía es dar importancia al cliente particular que consume grandes vinos pero en su casa».
Ahora, mientras su primer vino de 2019, una de las cosechas históricas de la DO Ribera del Duero, termina de redondearse antes de salir al mercado, José Manuel Pérez Ovejas se centra en «mi núcleo familiar, mi mujer y mis hijos, Manuela y Mauro, que aún son pequeños pero quién sabe si el día de mañana se dedicarán a la bodega», dejando atrás un pasado al que, cuando se le pregunta, elude regresar. «No me gusta mirar por el retrovisor cuando voy conduciendo, prefiero llevar las luces largas; las páginas del calendario van pasando y miro mi proyecto, soy una persona muy positiva, prefiero ver el futuro y no el pasado». Algo que, seguro, hará brindando con su nuevo vino de autor.