Pradoluengo pierde el 80% de su patrimonio industrial

P.C.P.
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El historiador Juan José Martín y la diputada Raquel Contreras vuelven a pedir a la Junta que proteja lo que queda de la colmena textil que fue la localidad

Juan José Martín y Raquel Contreras ojean el libro sobre Pradoluengo. - Foto: Jesús J. Matías

Calcula Juan José Martín que en Pradoluengo llegó a haber entre 500 y 600 telares manuales de madera dedicados a confeccionar los paños de bayeta que después se distribuían por toda España. Hoy  «se sospecha que hay uno y desmontado en piezas», apunta el historiador, que aprovechó la presentación de su última publicación sobre el patrimonio industrial de la villa textil para volver a reclamar a las instituciones, fundamentalmente a la Junta de Castilla y León, que protejan lo que queda, «no más de un 15 o 20%, por ser optimistas», calcula. 

En caso contrario, corre «peligro de colapso y desaparición totales», según diagnostica en las conclusiones del libro Pradoluengo, patrimonio Industrial. Apoya esa súplica su paisana y diputada provincial Raquel Contreras, voz autorizada pero no neutral, al ser hija y nieta del gremio textil de la localidad. Cada página supone para ella un tiovivo de emociones y recuerdos, al igual que para la inmensa mayoría de sus convecinos, puesto que la villa fue «una colmena productiva, todas las casas eran un taller textil», apostilla Martín. De ahí también la dificultad de conservar y ordenar los recursos materiales, la mayoría en manos privadas. Las máquinas «se han ido vendiendo, a veces como pura chatarra, y los telares de madera se han quemado cuando había que renovarlos, porque en Pradoluengo hemos pecado precisamente de no dar importancia» a lo que para este profesor de la Universidad de Burgos es un patrimonio singular y único en toda la Comunidad, solo comparable al de Béjar.

Juan José Martín redactó en 2017 por encargo de la Junta de Castilla y León un completo catálogo de bienes de interés cultural del conjunto textil, con todas las medidas y acciones necesarias para conservarlo y darle brillo. Esa primera propuesta no superaba los 300.000 euros. «Creo que es asumible», apunta Martín, que subraya el interés por los limitados recursos del Ayuntamiento pradoluenguino y agradece el apoyo de la Diputación a sus 30 años de investigación sobre el vasto patrimonio material y también inmaterial -léxico específico, motes, canciones y hasta una zarzuela- que está en peligro.