Ganaderos que ponen el grito en el cielo por ataques constantes de lobos y defensores a ultranza de la protección del rey de los montes. Parecen dos sectores irreconciliables. Si hace dos semanas este periódico se hacía eco de las quejas y demandas de los primeros, ahora lo hace de los otros, que ofrecen datos y argumentos para no sólo defender, sino poner el acento en lo que consideran una realidad terrible que podría dar a traste con la existencia del lobo en la provincia: la caza ilegal. La Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel) es muy clara en su denuncia: «El lobo es una especie en grave peligro de desaparición en Burgos, con una tendencia creciente a su extinción local, amenazada por la caza legal y, sobre todo, la caza ilegal, que diezma su población e impide su recuperación desde hace 30 años, a pesar del aumento de la población de corzos, ciervos y jabalíes, sus presas predilectas. El declive generalizado y tan acusado del lobo en Burgos es reconocido incluso por la Junta de Castilla y León, pero no encuentran explicaciones. Lógicamente, la caza ilegal críptica, junto con la caza ‘legal’, y los atropellos localmente, son los factores principales que amenazan a nuestros lobos. Y la creciente proliferación de infraestructuras viarias (AVE, etc.) y parques eólicos puede ser la puntilla para la conservación a largo plazo del lobo por la pérdida de calidad de hábitat».
Según afirman desde este colectivo, data de los años 2012-2014 el último ‘estudio nacional’ realizado sobre lobos, en el que se estimó para España la presencia de 297 grupos de lobos distribuidos por unos 91.620 kilómetros cuadrados. Burgos, que se ubica en el límite del área de la distribución del lobo en el nororiente, solamente tenía asignados 17 grupos (un 5,7 por ciento del conjunto nacional), lo que suponía un descenso del 39 por ciento con respecto al anterior censo nacional, elaborado entre los años 1986 y 1988 (entonces, se asignaban 28 grupos reproductores en la provincia de Burgos, siendo el 9,6 por ciento del total). «Recientes estimaciones de la Junta de Castilla y León permiten inferir la presencia de 11-13 territorios de lobos en nuestra provincia. Por lo tanto, el declive es aún mayor. Resulta especialmente grave lo que sucede en Merindades y La Demanda, donde la potencialidad para el lobo es muy alta, pero la caza ilegal impide su recuperación. De hecho, actualmente ningún grupo reproductor está presente en La Demanda a pesar del hábitat favorable. Sólo hay presencia de ejemplares en dispersión y de un territorio lobero establecido en La Rioja, que es igualmente erradicado sistemáticamente por la vecina comunidad autónoma. Algo análogo se puede decir del País Vasco, donde cuatro territorios loberos burgaleses colindantes con Euskadi fueron eliminados por las Diputaciones forales de Álava y Bizkaia», señalan desde Ascel.
(Más información en la edición impresa de hoy de Diario de Burgos)