De annus horribilis. Así califica el presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, Jesús Aguirre, la situación que están viviendo en la ruta jacobea a causa de la pandemia por coronavirus y que, al igual que para muchos otros sectores, está teniendo un efecto devastador desde el punto de vista económico por la merma de peregrinos.
A este descenso en la afluencia de caminantes se suma además el cierre del albergue municipal -la Casa de los Cubos- al no haberse aprobado aún por parte del Ayuntamiento el convenio y la financiación necesaria para prestar el servicio, lo que deja a la ciudad sin una instalación necesaria. Jesús Aguirre indicó este jueves que la asociación, que gestiona desde 2008 el edificio, no lo reabrirá antes de septiembre porque aún quedan flecos por cerrar desde el punto de vista administrativo y porque el aumento de los casos de la covid-19 no ayuda a normalizar el panorama.
Por ello, y aunque la concejala de Cultura, Nuria Barrio, señaló días atrás que confíaba en que la Casa de los Cubos abriera de nuevo esta segunda quincena de agosto, la realidad es que la puesta en marcha de esas instalaciones no será tan pronto.
El presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago manifestó que ya disponen de toda la documentación que deben presentar ante el Ayuntamiento, trámite que harán la semana próxima. Después, los técnicos municipales tendrán que valorar si es correcta, lo que permitiría aprobar el convenio y la modificación presupuestaria de la que extraer la aportación económica para la gestión de las instalaciones. «Ojalá podamos retomar la actividad en septiembre pero la situación es complicada. Es un año horrible para la ruta jacobea y prácticamente lo damos por perdido», subrayó Aguirre, tras reconocer que los rebrotes de coronavirus generan inquietud y miedo.
Uno de los problemas derivados de la pandemia es la presencia de hospitaleros voluntarios en los albergues. En el caso del de Burgos, la Asociación de Amigos del Camino, que cuenta con unos 600 socios, esperaba la llegada de varios hospitaleros procedentes de Cataluña, quienes ante el aumento de casos han desistido de su traslado hasta la provincia.
En este sentido, Jesús Aguirre insistió en que los rebrotes exigen cautela el cumplimiento estricto de las medidas de seguridad e higiene, especialmente en unas instalaciones y en unos servicios que cuentan con voluntarios de edad , lo que eleva el riesgo desde el punto de vista sanitario. «Intentaremos dar la prestación del servicio y en las mejores condiciones; no podemos correr riesgos», dijo.
Esta semana, los responsables de la entidad en Burgos han mantenido reuniones con concejales de ayuntamientos de Navarra y La Rioja, por los que también discurre la ruta jacobea, para intercambiar información, analizar la situación y establecer medidas de colaboración. En estos encuentros se ha constatado la disminución de peregrinos que se está registrando este verano por culpa de la crisis sanitaria. En palabras de Jesús Aguirre, el descenso es muy notorio, no solo entre los caminantes que proceden del territorio nacional sino entre los extranjeros, principalmente coreanos, italianos, brasileños y británicos.
En esas reuniones también se han estudiado las medidas de seguridad e higiene implementadas en los albergues para minimizar los posibles contagios de coronavirus. En el caso de la Casa de los Cubos, ubicada en la calle Fernán González, la intención de la asociación es reducir el aforo en un 50%, de modo que de las 150 plazas actuales se pasaría a 75. Este hecho, el de la disminución de plazas, no genera preocupación entre los responsables de su gestión ya que consideran que al haber una menor afluencia de caminantes las camas que se pondrían en servicio serían suficientes para cubrir la demanda cuando reabran las instalaciones.
La asociación lleva gastados en lo que va de año más de 32.000 euros en personal, en suministros y en obras de mejora del inmueble.