A la segunda va la vencida. El proyecto con el que el Colegio Rural Agrupado (CRA) Siglo XXI, que engloba a alumnos de las localidades de Sotillo de la Ribera, La Horra y Gumiel de Mercado, se presentaba a la última edición del programa Planea Emprendedores de la Fundación Caja de Burgos lograba el premio en la categoría de Primaria. Un reconocimiento que recibían estos escolares de quinto y sexto curso al trabajo que llevan desarrollando desde el curso pasado y al que daban forma en una cooperativa que bautizaron como Help APP. Detrás de este nombre está lo que ya es un grupo de expertos en creación de aplicaciones para teléfonos inteligentes, que han pasado de ser usuarios de las que ya están en el mercado a dar forma, contenido y funcionalidad a sus propias creaciones, por iniciativa propia o por encargo.
Esta es la cuarta vez que este centro participaba en el programa de fomento de la iniciativa emprendedora y los chavales tenían claro que querían hacer algo distinto. «Otros años habíamos hechos plantas y cosas así, entonces dimos una serie de ideas y esta es la que más nos gustó», comenta Josue Ruiz, a lo que Carlota Roldán añade que «básicamente surgió porque queríamos crear una cooperativa nueva para ayudar a gente y decidimos que con las aplicaciones lo podíamos hacer».
A pesar de ser nativos tecnológicos, Ekain Albarrán confiesa que les costó al principio hacerse con el programa de creación de aplicaciones que usan «que nos iba explicando cada apartado, pero cuando lo sabes todo es más fácil». Haciendo memoria, Gabriela Cuesta recuerda que empezaron haciendo aplicaciones para sus distintos centros escolares y otros de la comarca, a lo que Ander Pocero añade que los alumnos de La Horra «empezamos con Mi Fiesta y luego, a partir de ahí, seguimos con Mi Equipo, Mi Currículum, Mi Familia,...», explicando, por ejemplo, que «Mi Fiesta es para fiestas de cumpleaños, y ahí te sale la música que te gustaría que sonase, los regalos, una sección para el dinero que hay que pagar,...», demostrando que son muy completas en cuanto a contenido y secciones.
Este proyecto ya lo presentaron en la feria de emprendedores que se celebraba en Aranda al terminar el curso anterior, aprovechando ese momento para hacer promoción y distintas ofertas. Además de entrar en las tiendas de la zona donde estaba ubicada la feria para darse a conocer, «también hicimos un cartel para asomar la cara y la gente se acercaba a hacerse la foto en el photocall porque era atractivo», explica Nicolás Callejo, a lo que añadieron ofertas y «teníamos en una aplicación una ruleta en la que te salía un 25% de descuento u otras cosas» rememora Hugo Sancho, aunque se les estropeó el formato analógico y tuvieron que optar por el digital, que sí les funcionó.
Una vez sabedores de que han sido merecedores de uno de los premios del programa Planea Emprendedores, que trae aparejado un premio de 1.000 euros en material para el centro, han comprobado que el esfuerzo ha merecido la pena y no cierran la puerta a continuar por este camino. Como expresaba Minerva Esteban, «estamos muy contentos y a mí me gustaría seguir con esto», aunque el mantenimiento de la cooperativa depende de la implicación de todo el equipo de forma democrática, y con la llegada de las vacaciones escolares seguro que supondrá un parón, si no la extinción de la cooperativa.
Más allá de los conocimientos de programación de aplicaciones y de gestión de empresas, este trabajo lleva detrás mucho más. «Nosotros siempre hemos querido hacer operativas que van mucho más allá, no quedarnos en hacer abalorios y venderlos, y con esto de crear aplicaciones lo que hemos conseguido es que los chicos investiguen y vayan más allá, porque si tenían que hacer una aplicación de una localidad o de una empresa, tienen que buscar la información y, de paso, aprenden cosas nuevas», explica Enrique López, uno de los profesores encargados de guiar a los cooperativistas escolares en esta aventura.
Ahora lo que queda son las aplicaciones que ellos han creado, con su esfuerzo y creatividad, y que han servido para conocer y dar a conocer parte de la riqueza educativa, patrimonial y empresarial de la comarca ribereña de la que estos emprendedores son el futuro.