La trufa negra de Burgos es un producto gourmet cada vez más apreciado en la cocina por la intensidad y persistencia de su aroma. Su crecimiento y consolidación se debe en parte al trabajo de promoción que durante los últimos años vienen haciendo desde la Asociación para el Desarrollo de Tierra de Lara y la Asociación de Truficultura de Burgos con la organización de una feria en torno a este oro negro, una cita que desde el año 2015 se desarrolla en la localidad de Quintanalara y que esta edición, la séptima, cambia de ubicación, apostando por Covarrubias. La feria mantiene su formato, aunque amplía la oferta gastronómica con la participación de más bares y restaurantes que ofrecen tapas y menús trufados, y también conserva su fecha habitual, el último fin de semana de enero, los días 29 y 30.
La decisión de modificar el lugar de celebración viene motivada fundamentalmente por el miedo al covid y por no poder contar con el número de voluntarios necesarios en Quintanalara para sacarla adelante, según explica Rubén Heras, presidente de la Asociación de Truficultura de Burgos, que cuenta este año con la ayuda del ayuntamiento de Covarrubias y del Centro de Iniciativas Turísticas de la villa para organizar este evento, un lugar de encuentro entre los profesionales de este sector en constante crecimiento y que ofrece una alternativa al manejo tradicional de los campos.
Esta VII Feria de la Trufa Negra de Burgos abrirá sus puertas el sábado 29 a las 11 horas. Estará instalada en el conocido como CRV, un amplio local recuperado en el edificio de las antiguas escuelas. En él estarán distribuidos los 25 puestos, entre ellos, profesionales dedicados a la venta de trufa, viveros que ofrecen plantas microrrizadas, venta de quesos, asesoramiento técnico, análisis de suelo o de trufas, adiestramiento de perros o instaladores de riego en plantaciones productoras.
Una de las primeras actividades de esta feria, denominada 'Saborea trufa, bebe Arlanza', llega de la mano del cocinero Fernando Llorente y del sumiller Fernando Mayoral el sábado a las 13 horas. El precio de esta cata, en la que se degustarán productos trufados y tres vinos, es de 15 euros, y para participar es necesario inscribirse previamente.
La truficultura evoluciona constantemente por lo que la formación en esta materia se hace imprescindible, asegura Heras, así que esta feria contará con dos interesantes ponencias sobre aspectos relevantes el sábado. La primera, bajo el título Truficultura eficiente y producciones de calidad: los sustratos truferos, correrá a cargo de Baldomero Moreno a las 17 horas. Una hora más tarde, a las 18, Jesús Martínez hablará de Los aromas de la trufa. Esta primera jornada se completa con el show cooking de Marisol Alonso y Miguel Navarro, del Restaurante Gaia, a las 19 horas.
Ya el domingo, a las 11 horas, se celebrará el concurso de recogida de trufas con perros, con premios de 300 y 250 euros para el primero y segundo, respectivamente. A las 12.30, los chefs Óscar Alonso y Cucho Íñiguez ofrecerán un show cooking, y a las 13 se procederá a la subasta de la mejor trufa de la feria, previamente elegida por un jurado experto.
Durante todo el fin de semana se ofrecerán menús trufados a 30 euros en la Taberna Moruga, de Hortigüela; en el Mesón La Venta de Jamón, de Cuevas; en Pensión Casa Julita, de Villaespasa; en La Cantinilla, de Quintanilla de las Viñas; y en los siguientes restaurantes de Covarrubias: Bar Chumi, Restaurante El Puente, Casa Galín, Restaurante de Galo y Tiky. Es necesario reservar previamente antes del 27 de enero. También se podrá disfrutar de tapas trufadas en Covarrubias, en el Hotel Rey Chindasvinto, la Taberna Sancha, Bar Chumi y El Puente; y en el bar de Campolara.
Explosión de hectáreas. El incremento de la producción de trufa en la provincia de Burgos ha sido exponencial durante los últimos años, como recalca Rubén Heras, quien detalla que en apenas 7 años se ha pasado de los 300 ó 400 kilos a los casi 2.500 que se producen en la actualidad. «Burgos ha experimentado una gran explosión en el número de hectáreas dedicadas a la truficultura y existen muchas plantaciones en crecimiento que pueden multiplicar esa producción por tres en unos pocos años, al margen de que se puede seguir plantando», concluye el presidente de la asociación.