Hace días que los datos epidemiológicos apuntaban hacia lo que hoy es una realidad: nadie podrá entrar ni salir del municipio de Burgos desde esta medianoche y, al menos, hasta el próximo 4 de noviembre, porque su población está confinada por la Junta. El Boletín Oficial de Castilla y León (BOCYL) publica en su edición de hoy la orden de la Consejería de Sanidad en la que se detallan las «medidas sanitarias preventivas» adoptadas para tratar de reducir en la capital la incidencia acumulada de nuevas infecciones por coronavirus, del todo disparada. Los once centros de salud urbanos han confirmado en los últimos 14 días 1.064 nuevos contagios, lo cual quiere decir que la incidencia acumulada ayer ya era de 568 positivos por cada 100.000 personas o, lo que es lo mismo, 1,12 casos por cada 200 vecinos.
En las denominadas ‘medidas Illa’ se fija el umbral de confinamiento en 500 casos por cada 100.000 habitantes, así como que un 10% de las pruebas diagnósticas realizadas den positivo y que en la Comunidad Autónoma haya una ocupación de camas UCI del 35%. Todas estas circunstancias se dan en Burgos desde el pasado fin de semana, por lo que distintos altos cargos de la Junta comunicaron al alcalde, Daniel de la Rosa, que el aislamiento era inminente. Y, de hecho, él se adelantó a la Consejería de Sanidad y anunció ayer lo que no se ha detallado hasta hoy en el BOCYL, generando una confusión que la Junta no disipó.
El vicepresidente y portavoz del Gobierno autonómico, Francisco Igea, sí avanzó ayer en Zamora que las restricciones de Burgos iban a ser «idénticas»a las aplicadas con anterioridad en León, Palencia y Salamanca y así ha sido. En la orden firmada ayer por la consejera de Sanidad, Verónica Casado, se aprecia que las limitaciones son las mismas y, con respecto a la situación actual, la principal novedad es que no se permitirá ni la entrada ni salida de personas de la ciudad (pero sí atravesarla en coche si el origen y el destino no están dentro del término municipal de Burgos) ni tampoco las salidas al exterior de los usuarios de residencias de ancianos, a los que tampoco se podrá visitar en el centro.
La orden debe obtener ahora ratificación judicial, algo que en Castilla y León se ha conseguido todas las veces que se ha solicitado con anterioridad. Sin embargo, en Miranda no se autorizó la restricción de salidas de los ancianos a la calle al considerar que era una vulneración de sus derechos fundamentales. En todas las demás localidades, se ha dado el visto bueno al grueso de las medidas.
En conjunto, en la capital se puede hacer vida normal, con mascarilla y distancia interpersonal, pero la recomendación de la Junta para los ciudadanos de las localidades confinadas ha sido y es evitar «desplazamientos y actividades no imprescindibles». Así lo subrayó ayer De la Rosa en su intervención, en la que varias veces dio a entender que hablaba en nombre de la consejera de Sanidad, Verónica Casado. «De forma generalizada, debiéramos permanecer en nuestra casa, más allá de que siga existiendo la posibilidad de seguir acudiendo a los lugares de ocio», señaló el alcalde. Aludía de esta manera a los locales de hostelería, cuyos propietarios tampoco sabían bien a qué atenerse ayer, por la falta de comunicación en el BOCYL, que, en cambio, sí publicaba el decreto de confinamiento de Aranda (más información en la sección de Ribera).
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