Un legado y un deseo

I.L.H.
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Un año después del fallecimiento de Pablo Labrado, su hermana cumple la intención del artista de mostrar su obra en el HUBU. Entre las obras se exponen sus últimas acuarelas inéditas

Junto a las acuarelas no vistas, Consuelo Labrado (i) ha colgado óleos y acrílicos ya conocidos. En la imagen, durante su montaje el pasado viernes. - Foto: Alberto Rodrigo

Cuando el pintor Pablo Labrado murió en febrero del año pasado, a su hermana Consuelo le tocó organizar la exposición que el Ayuntamiento le había concedido para abril en el monasterio de San Juan. Pese a lo duro que resultaron aquellos días, recibiendo continuamente el pésame de quienes acudían a la muestra, cumplió con el compromiso del artista y colgó los óleos y acrílicos en los que había estado trabajando. Allí estaba la pintura que le representaba, la de las escenas de una ciudad en constante movimiento, los paisajes urbanos, los paseos verdes de la capital y sus reflejos en los charcos o la capital atrapada en su silencio.

Pero como para Labrado la pintura lo era todo, siempre andaba pensando en espacios para exponer. Durante sus visitas al Hospital Universitario de Burgos para tratarse del cáncer, solía hablar con su hermana de la posibilidad de acercar allí su obra, como una forma de distraer a quien se ve obligado a pasear por ese edificio. Pero no llegó siquiera a descubrir a quién tenía que dirigirse: «Se quedó con las ganas y lo he hecho yo por él. Solicité la sala y en cuanto me dijeron que adelante no me lo he pensado dos veces. He buscado obras que no hubiera expuesto y las he enmarcado, porque ni siquiera las tenía preparadas», subraya Consuelo.

Colgadas en las cuatro paredes de la sala de exposiciones hay cerca de una decena de acuarelas inéditas en las que el pintor estuvo trabajando entre 2020 y 2021. En ellas juega con el negro y el rojo, como solía hacer con esta técnica que por otro lado apenas mostraba en sus exposiciones. 

Son escenas en grises con apenas un apunte en bermellón que dirigen la mirada hacia determinados detalles: el cielo de una imagen sobre la Catedral, la espalda de una mujer que observa el mar con su pareja, los letreros de la calle Los Herreros, el autobús que pasea por Oporto o el carruaje en Sevilla.  

Junto a estas obras, la exposición se completa con óleos y acrílicos que el pintor ya había mostrado, pero que sirven para ofrecer un resumen del tipo de pintura que realizaba. Aquí están expuestos un bodegón de lilas con los libros de su hermana sobre la mesa (Consuelo Labrado ha publicado varias obras), la estatua del Cid sin pedestal y trotando sobre la hierba, la capilla de los Condestables desde la Llana de Afuera o la ciudad llena de pintores durante la jornada del concurso AXA. «En este cuadro -cuenta Consuelo- está nuestro perro, León, al que solía poner en muchas obras como un pequeño homenaje», recuerda mientras repasa también que solo una vez participó en el certamen de pintura rápida porque ni era de trabajar con prisas ni le gustaba que le observaran mientras pintaba.

Através de su pincelada serena y meticulosa está representado también el paseo de la Isla, la plaza Vega, la Catedral desde el Carmen o un díptico inspirado en la película Carmen la de Ronda, donde se aleja de su figuración habitual. Se puede visitar durante todo el mes de abril.